Onésimo gana (pero no golea) al Celta en los tribunales: 162.000 euros de indemnización

El técnico demandó al club después de que le comunicase un despido disciplinario por discrepancias en "la política de gestión de futbolistas"

Onésimo, en Balaídos, en uno de sus últimos partidos como técnico del Celta B

Onésimo, en Balaídos, en uno de sus últimos partidos como técnico del Celta B / Ricardo Grobas

El 30 de junio de 2022 llegó al correo electrónico de Onésimo Sánchez, por entonces entrenador del Celta B, un mensaje de la dirección del Celta. Le comunicaban su cese y le explicaban que la decisión se debía a la "existencia de diferentes visiones respecto a la política de gestión de futbolistas". Las discrepancias con el entrenador del primer equipo, Eduardo Coudet, habían sido una constante durante el tiempo que coincidieron en las filas célticas.

A Onésimo, que durante sus dos temporadas en Vigo cosechó notables resultados, le quedaba un año de contrato y otro más opcional. El Celta, 12 días después de ese correo electrónico, le notificó una carta de despido disciplinario, esto es, una modalidad por la que se ahorraría el salario de la temporada 2022-2023. Se trata de una práctica que, según ha denunciado Quique Setién, se está extendiendo entre los clubes que quieren deshacerse de sus técnicos. No parece, por el momento, que en A Sede tengan previsto echar mano de estas técnicas con su cuestionado entrenador actual, Rafa Benítez.

En todo caso, en ese arranque del verano se contaba en la prensa de que ambas partes estaban negociando el finiquito; el acuerdo no llegó y el técnico demandó al club el 11 de agosto.

La sentencia del Juzgado de lo Social N.º 2 de Vigo da parte de la razón al entrenador y condena al Celta a pagarle los 162.000 euros de retribución fija que le correspondían por la 22-23. Es una victoria parcial, porque Onésimo reclamaba una indemnización superior, que incluía las variables recogidas en el contrato. Durante el juicio, de hecho, el club ni siquiera planteó batalla sobre el pago de esa cuantía al cambiar de estrategia y reconocer que, en efecto, se trató de un despido improcedente.

El entrenador reclamaba por daños y perjuicios el equivalente a las variables que le hubiesen correspondido de haber cumplido todos los objetivos. Eran 25.000 euros por mantener al filial celeste en la Primera RFEF; 15.000 por quedar entre los 10 primeros; 10.000 por clasificarse para el playoff de ascenso; y 30.000 por ascender a 2ª División. La suma total de estos conceptos asciende a 90.000 euros, por lo que los 80.000 que aparecen en la resolución judicial pueden deberse a un error de transcripción.

Expectativas imprevisibles

El juez, a la vista de la legislación sobre el despido de deportistas, argumenta que el pago de los 162.000 euros entra dentro de la categoría de indemnización pactada, de modo que los tribunales no tienen potestad para fijar otra cantidad. Además, esgrime que "no cabe confundir" esta indemnización con una de daños y perjuicios porque "las expectativas laborales en el fútbol no se pueden hacer coincidir con las deportivas, porque no son previsibles ni probables". Es más, la resolución rechaza que el despido cause daños adicionales por producirse al final de la temporada.

La sentencia, fechada a finales de 2022, revela un dato sorprendente: en caso de que fuese Onésimo el que hubiese roto el contrato hubiese tenido que abonar 5 millones de euros al Celta. Aunque sea una cantidad "desproporcionada", el juez tampoco ve en ella un perjuicio adicional para el entrenador, al considerarla "una entelequia jurídica" porque "es habitual que sea abonada por el nuevo club".

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