Hijos del mismo vientre

Los clubes célticos de atletismo vuelven a colaborar con la Fundación Celta en Invasión Celeste a un año de celebrar su propio centenario, en origen como sección

Los atletas Javier Álvarez Salgado, Rubén Sanmartín, Carlos Pérez, Ramón Tasende y Fernando Alonso. |

Los atletas Javier Álvarez Salgado, Rubén Sanmartín, Carlos Pérez, Ramón Tasende y Fernando Alonso. | / Armando ÁLvarez

Armando Álvarez

Armando Álvarez

La Fundación Celta organiza este domingo en Balaídos la séptima edición de la carrera popular Invasión Celeste by Profand. Colaborarán Real Club Celta de Atletismo y Atletismo Femenino Celta. Antes, el viernes, habrá celebrado el Celta Baloncesto su regreso a la máxima categoría. Existen muchos Celtas, que antaño fueron uno. Unidos y frondosos, como ramas de un mismo árbol, los imaginó Manuel de Castro “Hándicap”. Separados, las relaciones han fluctuado. En Invasión Celeste se escenifica un nuevo clima de entendimiento en la fecha apropiada. Porque también sobre el tartán se aproxima el centenario.

“Hándicap” y los demás fundadores concibieron el Celta como una herramienta deportiva y social dúctil, aunque obviamente cimentada sobre el fútbol masculino. El celeste se ha vestido de manera experimental en modalidades tan diversas como un rugby de posguerra. Y el equipo femenino tan reclamado hoy, cuando se concrete, heredará en realidad a aquellas pioneras del Mayador que en 1984 y 1985 ya portaron la cruz de Santiago en un padrinazgo puntual.

Las secciones históricas, de larga y gloriosa trayectoria, son otras. La escuadra femenina de baloncesto aportó tres títulos de Liga y cinco de Copa de la Reina a las vitrinas del club antes de que José Luis Rivadulla la suprimiese para recortar gastos. El Club Deportivo Bosco, de la mano de Gómez Carballo y Paco Araújo, recuperó al menos la cesión del nombre para conquistar como Celta nuevos trofeos. Hoy, un convenio de colaboración vincula a las dos entidades.

Pero es el atletismo el deporte que se incrusta de manera más profunda en el alma del fútbol céltico; hijos del mismo vientre, casi gemelos, aunque ya no se tilden legalmente de hermanos. Hándicap los imaginó a la vez. Aún no se había cumplido un año de la creación del Celta, en agosto de 1924, cuando el prócer ya clamaba por una “mejor era para los deportes atléticos de Galicia, máxime cuando a ellos le presta su loable protección el football”.

Hándicap acababa de regresar de los Juegos –consignaría sus experiencias periodísticas en el libro ‘La Olimpiada de París–. En la capital francesa había comprobado el prestigio del “track and field”, superior al balompié. Una visión sustentada en datos: “Es curiosísima la estadística que se conoce del servicio telegráfico de la Olimpiada de París. El atletismo se lleva el primer lugar en la transmisión de despachos con noticias de las pruebas olímpicas. Mientras en football los telegramas cursados en Colombes han sido 966 con 26.518 palabras, los de atletismo han alcanzado la cifra de 3.439 con 404.1841 palabras”.

No necesitaba mayor acicate Hándicap, que no concebía una institución mutilada de su esencia. “Nación sin atletismo no puede denominarse deportiva”, sostenía. A su hermano Fernando de Castro, recordman gallego de peso y disco en 1921, le encargó la creación de la sección. Y él mismo fue elegido en diciembre presidente de la Federación Gallega.

Alexandre Gutiérrez es el directivo del Celta Atletismo que se encargará de organizar los festejos de su propio centenario. Aún tiene que bucear en los registros para identificar el día. Apunta a mediados del próximo septiembre. El 14 de ese mes de hace un siglo acogía el campo de Coia los cuartos Campeonatos Gallegos de Atletismo, con una sección céltica entre los participantes, aunque las referencias a su existencia son frecuentes en las semanas anteriores.

La relación entre el Real Club Celta y el atletismo ha sido intermitente. Tras la proliferación inicial, el desinterés llevó a los atletas a integrarse en la Sociedad Atlética de Vigo. Alfonso Posada promovió su resurrección, ejerciendo como delegado desde 1950. Desfilan por esas décadas los colosos: Rogelio Rivas, Carlos Pérez, Javier Álvarez Salgado... Se galopaba, en realidad, hacia un nuevo divorcio, con episodios como un proyecto de reforma de Balaídos que incluía la supresión de las pistas para construir un complejo hotelero. El progresivo ninguneo llevó en 2003 a la inscripción en el registro societario del Atletismo Femenino Celta y del Real Club Celta de Atletismo al año siguiente.

Las entidades se han observado de reojo desde entonces, en un balanceo de acercamientos y frialdades. El anterior director general, Antonio Chaves, fantaseaba con una integración, abierta a otros deportes, que nunca se tradujo en gestiones reales –solo la opción de un Celta de balonmano que se diluyó en las querellas con el Concello–. Invasión Celeste se convirtió en un puente específico en 2014. Fundación Celta contó con el atletismo para la intendencia. La colaboración se mantuvo hasta 2019, cuando no se alcanzó un acuerdo de renovación. La pandemia interrumpiría después su secuencia.

La participación del Atletismo Celta se retoma ahora. En enero, Gutiérrez pidió permiso a Lidia Caride, de la Fundación Celta, para emplear la imagen corporativa del centenario futbolístico, como sus colores dorado y negro, en su propia campaña de captación de socios. Caride evacuó consultas y se otorgó el beneplácito. Ya en verano, cuando se tuvo el permiso municipal para organizar la VII Invasión Celeste, Caride propuso a Gutiérrez recuperar la colaboración. La directiva atlética ha aceptado. De esta manera, Atletismo Celta aportarán voluntarios y administrará este domingo todo lo que suceda dentro del estadio: la coordinación de las carreras de 1 km y de 50 metros para los más pequeños y la llegada de la prueba sénior, que parte desde la sede, con el reparto de mochilas y la gestión de los vestuarios.

Fútbol y atletismo vuelven así a mirarse cara a cara, aunque sea con la intermediación de la Fundación y a distancia. Recordar su parentesco será imprescindible en la conmemoración del centenario del atletismo. La directiva céltica ha comenzado a elaborar el programa ideal de actos que desearían: un Trofeo Solidario en Navidad con buenos patrocinios, un Trofeo Alfonso Posada de potente cartel –aunque la inminencia de estos nuevos Juegos en París lo complique–, un festival musical, conferencias y reuniones de leyendas... Un reflejo, en cierto sentido, del propio centenario futbolístico porque en realidad ambos se reconocen en el espejo como hijos del mismo vientre.