Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Marchesín controla el destino

El argentino, sin errores ni aciertos graves, debe definir su rol en una fase de indefinición del club respecto a su política en la portería

Agustín Marchesín, ante el Atlético. AFP7

El portero viste diferente y se sujeta a sus propias reglas. Es el último que se interpone ante el abismo que aguarda tras la línea de meta. Habita permanentemente entre la hazaña y el fiasco. “No existen paradas fáciles”, dicen los expertos. Esa incertidumbre se intentaba estabilizar antaño con porteros de larga trayectoria en cada club. Ya no es tan común. El Celta vive una fase de acentuada indefinición. Aunque sin titular fijo, la directiva sí había diseñado una política de continuidad canterana; incluso de herencias prefijadas: Yoel, Sergio, Rubén, Villar... Dituro rompió la secuencia sin rentabilizarlo con un traspaso. Marchesín ha llegado igualmente a una edad elevada. Villar aguarda en el banquillo y Rubén, en la distancia. Mucho se vincula al destino de Coudet. Aquella hoja de ruta tan clara se ha difuminado.

El Celta cuenta en su santoral con porteros legendarios: Simón, Padrón, Ibarreche... Maté fue quizá el último de esa estirpe clásica; propietario de la portería entre 1981 y 1991. Solo Manolo, Mallo y Atilano superan sus 328 partidos.

El Celta ha tenido grandes porteros desde entonces. Cavallero y Pinto conquistaron incluso el Trofeo Zamora. Luego la regeneración del lustro oscuro en Segunda (2007-2012), que obligó a girarse hacia la cantera, alcanzó a la portería. Solo Varas, ya que se entendía necesaria cierta madurez en el retorno a Primera, quebró esa línea entre Yoel y Sergio. Y aquella milagrosa permanencia del 4 por ciento apuntaló el nombre del elegido: Rubén Blanco.

Aquel héroe adolescente, sin embargo, no ha podido cuajar como veinteañero. Se lo han impedido, sobre todo, las lesiones. Llegó a acumular más de 350 días de baja (luxación acromioclaviular, bursitis de cadera, costillas magulladas, roturas fibrilares, esguinces de ligamento en las rodillas, tenosinovitis aquílea). Tampoco Iván Villar aprovechó totalmente sus oportunidades. Sergio prolongó así su productividad hasta que la artrosis de la rodilla anticipó su retirada. El arousano ha dicho adiós con 186 partidos en su bagaje; el mosense Rubén acumula 142; el cangués Villar, 28.

Al Toto, no; al Chacho, sí

Esta década en Primera, sólida salvo en 2013, 2019 y 2020, incluye brillantes recorridos en Copa y Europa League. El celtismo se enorgullece del peso de los gallegos en estas gestas. Sin embargo, un sector siempre receló de la portería. Y también algunos entrenadores cuestionaron esa apuesta del club. Al Toto, que pidió a su veterano compatriota Barovero, se le negó, sin embargo, lo que se le ha aceptado al Chacho.

Ha sido Coudet el que ha finiquitado la exclusividad canterana. Quizá la mejor muestra del poder que Mouriño y Chaves concedieron al entrenador que había rescatado al club de dos temporadas de angustia. La titularidad de Dituro en el partido inaugural de la Liga 21-22, ante el Atlético, rompía una racha de 353 partidos del Celta con un guardameta de la cantera. Tres mil días de exclusividad.

Paradójicamente, aunque Dituro jugó los 38 partidos y nadie duda de la titularidad indiscutible de Marchesín, la provisionalidad de la portería se ha incrementado. La directiva decidió no ejecutar la opción de compra de 1,8 millones de Dituro. Al argentino, de 35 años, lo ha sustituido un compatriota de 34, que ha firmado por dos temporadas con una tercera opcional. Rubén Blanco se ha ido cedido al Olympique de Marsella tras ampliar su contrato hasta 2027. Una maniobra que hace pensar en reevaluar su situación en función de lo que pase con Coudet. El mosense no ha elegido un reto fácil. En Marsella ha causado buena impresión y fue titular en los dos primeros partidos ligueros gracias a la lesión de Pau López. Pero este ha recuperado la posición y el equipo funciona, enganchado a la estela del PSG.

Rubén Blanco corre el riesgo de que esa estancia en el Olympique resulte tan estéril como las de Villar en Levante y Leganés. Y en el horizonte, aunque todavía lejos, asoma César Fernández, internacional sub 19. “El hándicap de la cantera es que nunca te da lo que necesitas o quieres”, ha reflexiona Mouriño sobre ese exceso de producción que para un mismo rol que en ocasiones se produce.

Son futuribles e hipótesis, en todo caso, en un mundo que solo entiende del último partido. Marchesín controla en estos momentos el destino de la portería céltica. Las estadísticas no le acompañan: once paradas y trece goles. Pero tampoco se le pueden reprochar errores graves. No ha perdido ni ganado puntos. Una tibieza que las jornadas irán definiendo.

"Lo lógico hubiera sido confiar en Rubén Blanco”

Javier Maté - Ex portero del Celta

decoration

El legendario arquero analiza la política del club en la posición y matiza: “No tengo a Marchesín bajo sospecha”

–¿Qué opina de Marchesín?

–No me parece un mal portero. Es verdad que no ha tenido mucha fortuna. Tiene un índice de goles, con respecto a las llegadas, bastante elevado. Acaba de llegar. No debe ser fácil. De momento no le tengo bajo sospecha de ninguna manera. Es un chico correcto. Con el pie no es un dechado de virtudes pero cumple. En portería, pese a los goles que ha encajado, no ha salido en tantas fotografías.

–¿Qué le pareció su relevo por Dituro?

–Traes un jugador cedido y rinde como rinde… Casi todos dábamos por hecha su continuidad y dijeron que no prematuramente. Puedo entender que tuvieran un proyecto con un chico más joven o de promoción de alguien de casa. Al final lo han sustituido por alguien de la misma edad y parecidas condiciones. No se entiende bien. Pero eso no tiene nada ver con que luego les hagamos responsables de su rendimiento. No debemos entrar en comparaciones, en pensar si estaríamos mejor con Dituro. Eso nunca se sabe. No sería justo para Marchesín.

–La continuidad canterana se ha roto.

–Parecía que teníamos un concepto claro, pero los conceptos claros en fútbol llegan hasta donde llega la necesidad por diferentes circunstancias. Me sorprendió que Rubén se fuera. Lo dejaron ir tras la marcha de Dituro y sin incorporar a nadie. Rubén demostró ser interesante. Entendíamos que la política de la posición iba a ir por ahí. Ya la cambió un poco Coudet con su solicitud del fichaje de Dituro y por eso este año no me ha sorprendido tanto. Cuando vino Marchesín, había necesidad de incorporar jugadores en ocho puestos. Son muchísimos. Esperas tanto a solucionar las cosas... Si no teníamos plan B, ¿cómo dejaron ir al plan A? Rubén venía entrenando con normalidad y lo lógico es que se confiase en él. No ha debido ser así. Los clubes, actualmente, no nos dan información de por qué hacen las cosas. Evaluarlo desde fuera no es fácil.

–En el fútbol moderno es más difícil que exista tanta estabilidad en la portería como antaño.

–Tiene mucho que ver con las leyes de mercado. Lograr continuidad no es fácil. Pero tenemos los casos de Mallo o Aspas. Me gusta que todas las plantillas tengan dos o tres jugadores con longevidad. Es una manera de identificar a tres generaciones de aficionados, mayores, jóvenes y niños. Ahora es más difícil. Pero la portería sí que es un puesto que se presta a la continuidad de un portero que coge confianza, igual que la afición en él. Soy partidario. Es un puesto muy jodido. No solo el portero tiene que ser suficiente y confiado. No debe despertar recelo en la afición. Cuando el runrún de la grada empieza, que es lo que creo que le empezó a pasar a Rubén, es fastidiado jugar. Me gustaría que los porteros se asentaran. Luego el mercado determina si te tienes que ir o no. Pienso en Sergio; este tipo de jugadores que a lo mejor no son top, top, pero siempre tienen un nivel muy bueno y están ahí para lo que se necesita.

–Ahora descolla César, internacional sub 19. La cantera, a veces, peca de superproducción en determinados puestos. Sucedió con el lateral derecho.

–A César lo conozco, pero tampoco para evaluarlo. Son casualidades. Es bueno que vayan saliendo jugadores. Pero pasan muchas cosas desde que un chico debuta unos minutos en el primer equipo o va a una selección como la sub 19, que ya parece que es élite, hasta que se confirma. Vemos que a Veiga le está costando entrar en el once inicial, con merecimientos más que de sobra. No es fácil tener la suficiente paciencia, la suficiente estabilidad. Me niego a creer que salgan más en una posición por dedicarle más tiempo que a otras. Pero tampoco es casualidad. Todos estos porteros han pasado por las manos de Patxi Villanueva. Algo habrá tenido que ver. Luego los habrán entrenado otros muchos. Nadie es el padre de nadie. Lo mejor que hace el Celta estos años es presumir de cantera. En algunos casos, con razón y en otros, vendiendo humo. Si lo sigue rentabilizando, maravilloso.

Compartir el artículo

stats