El Celta ya está en México para iniciar su histórica gira americana, con una primera parada en el país azteca y posterior concentración en Oakland, en la Costa Oeste de Estados Unidos. El equipo vigués volaba al cierre de la edición desde Francfort a Ciudad de México, donde a las 19.00 horas locales (dos de la madrugada en España) disputaba su primer encuentro de la pretemporada frente al Pumas, uno de los grandes de la Liga MX.

Este primer encuentro preparatorio pilla al Celta en precario. Coudet ha viajado a México con un plantel de apenas 18 futbolistas, cuatro de ellos del equipo filial, sin la mayor parte de los jugadores que concluyeron LaLiga como titulares y apenas tres de la decena de fichajes que la secretaría técnica ha programado para renovar el plantel.

A la escasez de efectivos con que cuenta Eduardo Coudet se añade el problema de que el técnico maneja ahora mismo un plantel descompensado, con posiciones en las que sobran jugadores y otras parcial o casi totalmente desguarnecidas. El problema más severo está en el eje de la defensa, donde Coudet tan solo cuenta con Carlos Domínguez debido a la lesión de Aidoo, que no ha viajado, al igual que Franco Cervi, también tocado.

El partido le llega además al equipo celeste después de un largo y fatigoso viaje, con el agravante de que se va a jugar a más de dos mil metros sobre el nivel del mar, sin tiempo apenas de aclimatación a una altitud a la que, salvo Renato Tapia, los jugadores celestes no están acostumbrados.

Peses a todos estos contratiempos, los celestes se muestran ilusionados con este primer encuentro en tierras mexicanas. “Es el primer partido de una temporada que es muy ilusionante para nosotros. Lógicamente nos queda mucho que recorrer, pero el primer partido, aunque sea de pretemporada, es muy bonito y lo afrontamos con muchas ganas”, dijo antes de subirse al avión el portero Rubén Blanco, ilusionado por medirse a “uno de los grandes” equipos” de la Liga MX.