El Celta pecó de falta de pegada en Granada y no pudo conseguir los tres puntos en un encuentro en el que fueron mejores de principio a fin y en el que perdonaron numerosas ocasiones claras de gol.

Empezó fuerte el Celta, mandando y creando peligro en el área nazarí. La primera gran ocasión del partido llegó por partida doble. Santi Mina robó un balón a Sergio Barcia, su disparo fue desviado por Maximliano y Cervi recogió el rechace, pero su tiro fue sacado bajo palos por un zaguero local. Fue el primer aviso de los vigueses. 

El siguiente también fue del Celta. Una buena triangulación entre Brais, Kevin e Iago Aspas dejó al de Moaña solo en banda diestra. Desde ahí, una vez en el área, encaró y dribló a su defensor pero su centro no encontró rematador y se fue a escasos metros de la portería granadina. Pese a que eran los locales los que se jugaban más en el duelo, fueron los de Vigo los que salieron mejor. Quizás la falta de responsabilidad les hizo jugar con más soltura y hacerse dueños del balón y del tempo del encuentro. 

El Granada se dedicó a esperar, a intentar estar ordenados y a aprovechar un error del Celta. Y casi lo consigue. Poco antes del descanso una indecisión de Tapia y un mal despeje de Araújo dejaron a Luis Suárez delante de un Dituro que evitó el gol local con una sensacional parada. No afectó el golpe a los de Coudet, que justo antes del descanso pudieron adelantarse en una jugada personal de Iago Aspas, que se recorrió 50 metros en solitario para acabar cruzando demasiado su disparo

El segundo tiempo comenzó con la misma dinámica. El Celta mandaba y el capitán de Moaña protagonizó la primera acción de peligro al poner un buen centro al punto de penalti que no encontró rematador. La misma jugada se repitió en el minuto 65 con el mismo desenlace. El equipo vigués mandaba pero no remataba.

Tanto fue el cántaro a la fuente que al final encontró agua. Una conducción larguísima de Denis de campo a capo permitió al de Salceda habilitar a Iago Aspas dentro del área, que cruzó el balón lejos de Maximiliano y puso el 0-1 a veinte minutos del final. 

El de Moaña estaba siendo el mejor y poco después estuvo a punto de marcar uno de los goles de la temporada. Tras sentar a un defensa en el área nazarí, su disparo impactó en la cara del portero portugués cuando ya todos cantaban gol. 

En el tramo final, el Granada apretó en busca de un empate que finalmente llegó a un centro de Darwin que marcó de un excelso taconazo Luis Milla en el tiempo de descuento y que impide que el Celta consiga una permanencia matemática que tenía atada.