El Celta está de luto por el fallecimiento de Manuel Otero Jiménez, que murió ayer en la ciudad a los 79 años de edad. Nacido en el sevillano barrio de Triana, Jiménez fue emblema y referente de uno de los mejores equipos que ha dado el club celeste en su casi centenaria historia. Extremo izquierdo de raza con gran visión de juego, velocidad y formidable disparo con ambas piernas, el Gila, como se le conocía futbolísticamente, formó parte de la escuadra que logró la primera clasificación para la Copa de la UEFA a comienzos de los setenta y conformó junto a Paco Doblas y Gabriel Lezcano una de las delanteras más temidas de su tiempo.

Jiménez intenta irse de un rival. Magar

“El mejor extremo izquierdo del país juega en provincias”, llegó a decir de él Ladislao Kubala, aunque lo que realmente forjó su leyenda con el Celta fueron sus números: 190 partidos oficiales y cinco años como máximo goleador del equipo. Se retiró en el Espanyol debido a una grave lesión en el tendón de Aquiles. “Me convertí en el fichaje más caro de España en mi tiempo. Mi fichaje costó 4 millones de pesetas y no llegué a jugar más de 4 minutos, así que salí a un millón por minuto”, presumía.

Apodado el Gila o el Filomatic por su parecido con el genial humorista Miguel Gila, Jiménez se formó en las categorías inferiores del Betis, el otro equipo que llevaba en su corazón, y pasó por el Xerez Deportivo y el Badajoz antes de fichar por el Barcelona, donde coincidió con leyendas azulgranas como Cales Rexach o Josep Fusté. Rodrigo Alonso lo trajo cedido al Celta en la temporada 1968-69 y su fichaje fue clave en la consecución del ascenso a Primera División.

Jiménez, cuarto por la izquierda, con otros compañeros del primer Celta europeo. RICARDO GROBAS

En sus siete campañas en el Celta logró desplegar Jiménez su mejor fútbol junto a una irrepetible generación de futbolistas que figuran en letras de oro en los anales del club. Algunos veteranos celtistas recuerdan aún la ecuación que circulaba entre la afición: “Jiménez + Doblas +Lezcano = victoria segura”. Con estos y otros distinguidos compañeros logró, con Juan Arza al frente, el Celta su primera clasificación europea, algo que nunca olvidó Jiménez, pese a lo fugaz de la experiencia. Su sentido del humor, era también legendario, destacaban siempre sus compañeros. Con ellos compartió vestuario y grandes tardes de fútbol en Balaídos que perdurarán en la memoria colectiva del celtismo. También su amor por el club, del que era socio y accionista, y por la ciudad de Vigo, donde fijó su residencia tras su retirada de los terrenos de juego.

El funeral por Manolo Jiménez se celebra a las 18.00 horas en la capilla del tanatorio de Emorvisa, previo a la incineración de sus restos mortales.