El Celta ha superado con facilidad la primera eliminatoria de la Copa del Rey. El conjunto vigués ha derrotado por 0-5 al Ebro, equipo de Segunda Federación, que debió ejercer como anfitrión en La Romareda debido a la falta de condiciones adecuadas en su propio campo.

La disputa del partido en un terreno de juego grande y en buenas condiciones disminuía aún más la posibilidad de que el Ebro sorprendiese a un Celta que inicia este torneo con muchas ganas de concederse la oportunidad de soñar. La reciente victoria sobre el Alavés ha aliviado, al menos esta semana, las urgencias ligueras y Coudet, decepcionado por la debacle del año pasado en Ibiza, había advertido a la plantilla que no quería distracciones.

Coudet confeccionó un once inicial con los jugadores que menos minutos han disputado en Liga, o que volvían de lesión, como Hugo Mallo, pero que en todo caso resultaba competitivo. El Ebro aguantó con orden e incluso amenazando con algún contragolpe en ese tramo inicial que registró además la peor noticia: Galhardo se retiró con problemas musculares.

Entró Santi Mina y fue precisamente el vigués el encargado de abrir el marcador a pase de Cervi. Ese primer tanto marcó un punto de ruptura. El Celta despejó cualquier inquietud y el Ebro perdió estabilidad. Solari anotó el segundo gol mediante una maniobra majestuosa, en el control y el disparo. 

La eliminatoria estaba resuelta al descanso, no solo por el 0-2 sino por las sensaciones. Cervi, que aprovechó la Copa para mejorar sus sensaciones, firmó un doblete. Fontán cerró el choque estrenándose como goleador con el primer equipo.

Coudet rotó jugadores en la segunda mitad, lo que incluyó devolver a Mina al banquillo para evitar cualquier riesgo con el delantero, en previsión de que Galhardo vaya a causar baja en las próximas citas.