Unos días después de ser expulsado de la Copa del Rey a gorrazos por el Ibiza, un Segunda B, el Celta completó su “semana trágica” con una vergonzosa derrota ante un Villarreal que se limitó en la primera media hora a aprovechar los regalos que fueron depositando a sus pies los hombres de Coudet.

Un desastre que devuelve a los aficionados a los tiempos de Cardoso, Escriba u Oscar y comienza a borrar el buen sabor de boca que había el primer mes y medio del técnico argentino en el banquillo de Balaídos.

La ausencia de Aspas, Tapia y Nolito fue demasiado para el Celta. Nadie estuvo a la altura de la exigencia. Ni a nivel individual ni como equipo. Porque no se vio ninguna de las características que les han permitido escalar hasta la octava posición y llegar a los 23 puntos. El Villarreal anotó el primer gol en el minuto 5 tras un fallo de Denis y a partir de ahí el Celta se marchó del partido por completo.

Los siguientes dos goles fueron regalo de Rubén (con la contribución de los defensas) y el cuarto un fallo en el marcaje de la retaguardia. En media hora, los de Emery habían sentenciado a un Celta que no fue capaz de generar una sola ocasión de peligro. Una pura depresión de equipo que desde ese momento solo se preocupó de que el tiempo pasase todo lo rápido que fuese posible.

En el segundo tiempo, el Celta tuvo al menos la suerte de que el Villarreal ya no quiso hacer mucha sangre a un equipo muerto en vida. Entraron Holsgrove y Alfon, que al menos tuvieron una actitud que no se vio en muchos de sus compañeros, pero el partido ya no tuvo nada más.

Rozó el quinto gol el Villarreal en un par de acciones aisladas mientras el Celta solo atendía a que el árbitro pusiese fin a la tortura vivida. Los de Coudet cierra la semana con un parcial de 9-2 en contra que pone fin ya oficialmente al sueño que vivían desde la llegada del técnico argentino.