El Celta B ha ganado al Deportivo de La Coruña en Riazor. Un titular difícil de prever años atrás, pero que en este 2020 tan atípico se ha hecho realidad. La primera visita del filial a la casa del eterno rival desde su descenso a Segunda División B ha supuesto un drama para los blanquiazules y un auténtico jolgorio para los celestes, que apretaron los puños con rabia al término del encuentro a la par que los aficionados lo celebraban con retranca en las redes sociales. Los dos goles de Alfon en el primer tiempo abrieron brecha y el oficio de los vigueses para aguantar la presión del Dépor y del millar de aficionados coruñeses que se dieron cita en el coliseo herculino hicieron el resto. El equipo celeste, además, dio un golpe sobre la mesa y se postula como uno de los candidatos a pelear por el ascenso a costa de negarle el liderato y la imbatibilidad a su eterno rival.

Era un partido más para el Deportivo según su entrenador. Fernando Vázquez había dicho que el único 'O Noso Derbi' es el que se disputa entre los primeros equipos, pero los jugadores de Onésimo Sánchez no se lo tomaron así. Vivieron el encuentro desde la intensidad y la concentración y terminaron por conquistar A Coruña. El técnico celeste, que decidió dejar de inicio en el banquillo a Gabri Veiga, optó por ordenar a sus jugadores que juntasen líneas y saliesen a la contra ante la mayor potencia de fuego de los deportivistas, con varios futbolistas en su once con experiencia en Primera División.

" El Celta B tenía claro su papel: no conceder atrás y explotar la velocidad de sus atacantes a la contra"

Los locales llevaron la iniciativa desde el pitido inicial. El Dépor rondaba el área celeste y generaba peligro cada vez que combinaban Celso Borges y Borja Galán. Pero el Celta B tenía claro su papel: no conceder atrás y explotar la velocidad de sus atacantes a la contra. Así llegó el primer acercamiento de los vigueses con una galopada de Josipovic que abortó Salva Ruiz. Los vigueses reclamaron un posible penalti por mano del lateral deportivista en esa acción. Minutos después se produjo el único error de los célticos en los 90 minutos en una mala cesión de Pampín hacia su portero interceptada por Rolan. El delantero uruguayo no aprovechó el regalo y en vez de definir en el mano a mano ante Sequeira cedió el balón atrás hacia Galán y el peligro se esfumó.

Un disparo desviado de Josipovic desde la frontal fue el preludio del primer tanto celeste. Alfon González, uno de los futbolistas más en forma del filial en este primer tramo del curso, cogió el balón en la banda izquierda, se coló en el área y colocó un maravilloso disparo cruzado imposible para Abad. Un gol de bandera que el filial apenas tuvo tiempo para celebrar, porque tres minutos después un centro de Borges peinado por Rolan terminó en las botas de Galán, que solo tuvo que empujar la pelota al fondo de la portería.

El empate inmediato del Dépor no asustó al Celta B. Los de Onésimo siguieron aferrados a su plan pese a que Sequeira tuvo que emplearse a fondo para tapar una llegada de Bóveda por banda derecha. Y en lo que parecía otra jugada aislada del Celta B volvió a aparecer Alfon para fabricar el gol de la victoria. La jugada nació de un buen centro desde la banda derecha que se paseó por el área coruñesa sin que ningún defensor atinase a alejar el peligro. En el vértice del área apareció el exjugador del Albacete y con un disparo soberbio colocó la pelota en la esquina contraria. El Deportivo, tal y como hizo tras el tanto anterior, contestó con un testarazo de Borges. Sin embargo esta vez no entró y se fue a escasos centímetros del palo derecho de la portería de Sequeira.

Te puede interesar:

En el segundo tiempo el Celta B supo jugar con las prisas de los futbolistas de un Fernando Vázquez que terminó expulsado por sus reiteradas protestas. Los coruñeses se alejaban más y más de la igualada en la misma medida que los vigueses crecían en defensa. Los chavales del filial celeste jugaron como veteranos. Pausaron el juego cuando pudieron, cometieron las faltas correctas en el centro del campo y dejaron a los atacantes deportivistas en tierra de nadie. Incluso pudieron ampliar su ventaja con dos derechazos de Bruninho desde fuera del área que a punto estuvieron de coger puerta. A falta de un cuarto de hora, frente a un Deportivo con más ganas que ideas, entraron Gabri Veiga e Iker Losada para oxigenar al equipo. También entró el excéltico Beauvue por el lado blanquiazul. Así el choque llegó al final, sin grandes sobresaltos para el Celta B, que celebró el triunfo en Riazor como si fuese una victoria del primer equipo. El filial se marcha de vacaciones con la moral por las nubes y empatado a puntos con el Compostela, que marca la frontera de la fase de ascenso.