Iván Villar ha sabido despejar todas las dudas que se cernían sobre la portería del Celta ante un comienzo de Liga sin sus dos guardametas titulares por lesión. El cangués superó la prueba que se le presentó de repente el pasado 9 de julio cuando Rubén Blanco se lesionó ante el Atlético de Madrid. La nueva visita del conjunto rojiblanco a Balaídos la afronta el guardameta céltico agradeciendo al club y a sus compañeros la confianza que depositaron en él cuando el entrenador reclamaba un fichaje para reforzar la portería del Celta.

"Estaba tranquilo. Me centro en lo que depende de mí que es entrenar al cien por cien todos los días. Tanto la gente del club, como mis compañeros, como la gente que me rodea me transmitía confianza", señalaba Iván Villar ayer en una rueda de prensa.

El Celta afrontó los últimos partidos del curso pasado con Villar como portero y el cangués tuvo actuaciones destacadas que ayudaron a que el equipo evitase el descenso de categoría. En el comienzo del nuevo curso, el guardameta canterano ha mantenido un buen nivel y regularidad, convirtiéndose incluso en algún momento en el más destacado del equipo. "Para mí, ser portero del primer equipo del Celta es siempre una responsabilidad. Ya sea en esta situación o en otra, intento cuidarme al máximo", comenta quien encadena 13 años en el club vigués y valora la titularidad: "Los minutos te dan experiencia y confianza. Desde la cantera nos preparan bastante bien para cuando demos el salto. No recurrí a ningún tema psicológico. Hice lo que llevo haciendo toda la vida que llevo jugando al fútbol".

A Iván Villar le gustaría jugar el sábado con público en las gradas de Balaídos, algo que no ha podido disfrutar todavía. "Me encantaría jugar estos partidos con la afición del Celta porque es una ilusión que tengo desde que llegué aquí y me gustaría cumplirla pronto",añade el joven guardameta.