Es el sino de los tiempos. El regreso de Rafinha al Celta se ha desarrollado en los despachos, por sorpresa, con el club céltico emboscado, aprovechando una oportunidad que no esperaba que el mercado le ofreciese. Pero también a través de redes sociales como Instagram o Twitter, donde protagonistas y personajes secundarios de la trama han ido dejando pistas que los aficionados intentaban interpretar.

Rafinha y el Celta se han dedicado mensajes cariñosos con frecuencia en la distancia, desde que sus destinos, unidos por la cesión de la temporada 2013-2014, volvieron a separarse. Rafinha seguía pendiente del equipo al que se aficionó de niño, cuando su padre Mazinho vestía de celeste. Por ejemplo, meses después de regresar al Barcelona, se volvió a poner la camiseta céltica para desear suerte a sus excompañeros antes de un derbi.

Ha transcurrido un lustro desde entonces, sin embargo, sin otra cosa que ese aprecio. El nombre de Rafinha irrumpía todos los veranos en los rumores del mercado, pero sin sustancias, más como deseo de los aficionados que como intento serio del Celta. De hecho, ni siquiera este verano se consideró esa opción hasta hace escasos días. Fue solo cuando se hizo evidente que deseaba salir del Barcelona, y cuando los propietarios del Valencia rechazaron la petición de Marcelino, que la directiva celeste vio abierta esa puerta.

Afloraron entonces indicios de que las negociaciones privadas estaban cuajando y podían llegar a buen puerto. El domingo, Thaisa, la hermana de Rafinha, compartía en las redes sociales una foto abrazada su hermano Bruno, el pequeño de los Alcántara (hijo de Valeria y de su actual pareja), vestido de céltico. ¿Quizás por la felicidad de saber que Rafinha estará con ellos durante todo el año? Aún quedaba la duda.

En esos instantes, las fuentes implicadas aseguraban que el salario del futbolista seguía siendo un escollo importante para cerrar la operación. Faltaba solo una jornada de mercado y el celtismo asistía a ese sprint con el corazón en el puño. La hija de Carlos Mouriño, Marián, anticipó que el final sería feliz.

No es la primera vez que la hija del presidente da a entender que una operación ha culminado con éxito sin especificar el nombre. Lo hizo en su día con Lobotka o Boufal.

Faltaba en la fiesta el gran maestro de ceremonias del celtismo, estrella, guía y casi ya miembro de hecho de la dirección deportiva. Se ha pasado el verano empujando a la directiva a que emprendiese la Operación Retorno y facilitándola con sus constantes llamadas a Denis Suárez, Santi Mina y Pape. En un momento dado comenzó a exigir al community manager del Celta que anunciase ese fichaje ansiado.

Y el comunnity manager acabará cumpliéndole el deseo.

Aspas es también agradecido. Felicita a Felipe Miñambres por esta última operación que ha permitido organizar el proyecto deportivo más ilusionante para el celtismo desde hace muchas temporadas.

Un meme, empleando la conocida imagen de Leonardo DiCaprio en El Lobo de Wall Street, que los aficionados valencianistas, por ejemplo, emplean con frecuencia con la cara de Mateo Alemany, con fama de excelente gestor. Les pareció genial, por ejemplo, el intercambio entre Maxi y Santi Mina. A la postre, Celta y Valencia, socios en este asunto, compitieron por otros jugadores. Marcelino había pedido a Denis y Rafinha. Peter Lim se los negó. El final es la sonrisa celeste.

  • ¿Te parece un acierto el fichaje de Rafinha como refuerzo del Celta?