El Campeonato Gallego de la temporada 1930-1931 lo comienza el Celta en Balaídos contra el Burgas de Ourense, al que bate por 6-0. Luego el Celta sería derrotado en Pontevedra por el Eiriña. Los demás encuentros librados por los célticos contra Racing de Ferrol, Club Coruña y Deportivo le proporcionaron el subcampeonato regional de un torneo gallego devaluado, dados los nuevos campeonatos nacionales de Primera, Segunda y Tercera que impone la Federación Española de Fútbol.

Debido a ello, una vez que el delegado del Celta, señor Grovas, había retirado la solicitud para que se dejara sin efecto el descenso del Celta a Tercera División, por fin se decidió tomar parte en dicha competición. La que comenzó el 7 de diciembre en Balaídos, enfrentándose al Stadium de Avilés, al que derrotaron por un clamoroso 11-3. Resultado éste que hacía abrigar grandes esperanzas a todos los aficionados y a Enrique Macías, que ya se había convertido en un joven de 18 años. Aparte de su pasión por el Celta, había descubierto otra: esperaba triunfar como galán de teatro. Se había dejado un elegante bigote y su figura se había estilizado, pues pretendía ser el primer actor de la compañía de aficionados que había fundado junto a otros amigos. La devoción por el teatro se había despertado en todos ellos, pero en Enrique se había agrandado por su constante roce con los grandes actores de las compañías que actuaban en el García Barbón, donde su padre se encargaba de la iluminación.

Entre ensayos y obras teatrales de aficionados, Enrique seguía siendo socio del Celta, que se enfrentaría a Leonesa, Racing de Madrid, Racing de Ferrol, Real Valladolid, Club Gijón y Nacional de Madrid. Tras una brillantísima campaña, el Celta se clasifica como campeón del primer grupo de la Tercera División. Tiene que afrontar las eliminatorias del torneo de campeones de grupo para lograr el ascenso. El 28 de marzo de 1931 se desplaza a Baracaldo. En el campo de Lasesarre se consigue un valioso empate a cero goles, que le permite ver con optimismo el futuro.

En el partido de vuelta, el Celta solo logra empatar a un tanto en Balaídos, por lo que la Nacional dispone que se celebre un tercer partido, en el campo del Nacional de Madrid, para deshacer la igualada. El partido se disputa el 9 de abril y resulta emocionantísimo, finalizando el primer tiempo 1-0 a favor del Celta. En la segunda parte el equipo vigués se ve mermado por la lesión de Hermida II, que para seguir en el terreno de juego permuta su puesto con Reigosa, a fin de que el Celta no se vea en inferioridad numérica. A falta de escasos minutos para terminar el Celta cede un córner y el Baracaldo empata. De acuerdo ambos capitanes y el árbitro, se "quema" una prorroga de media hora. En el primer tiempo de la prórroga el Baracaldo consigue un nuevo tanto. En las filas celestes, a pesar de que un buen número de jugadores estaban "tocados", se opera una admirable reacción. Cameselle logra genialmente dos tantos. El Celta mantiene vigorosamente este resultada de 3-2 hasta el final.

Este triunfo lleva al Celta a las finales del ascenso, contra el Recreativo de Huelva. Pero antes tendrá que viajar hasta Irún para enfrentarse al Real Unión en la primera eliminatoria de la Copa de España, ya que no se accede a la petición viguesa de aplazar este partido, fundada en el terrible esfuerzo que significa aguantar tres encuentros en una semana. El Celta es derrotado 3-1 por el Real Unión.

El 19 de abril de 1931 se juega en Balaídos el primer partido contra el Recreativo de Huelva. El encuentro se caracterizó por la violencia empleada por los visitantes, a los que el árbitro tuvo que castigar con cuatro penaltis, dos de los cuales fueron goles y los otros dos fueron detenidos por el guardameta onubense Platko. Los andaluces salieron derrotados por un contundente 4-0. El segundo partido, jugado en Huelva y dirigido por el árbitro internacional Pedro Escartín, fue del mismo tono bronco que el jugado en Balaídos. La directiva viguesa, temiéndoselo, había solicitado la presencia de un delegado federativo, cuyos gastos de viaje sufragaron mediante cuestación popular. El Recreativo no pudo remontar el tanteo encajado en Vigo. A pesar de su triunfo de 3-0, fue el Celta el que se proclamó campeón nacional de Tercera, logrando el ascenso automático a la Segunda, de la que había salido en una temporada desgraciada.

El Celta regresó en tren a través de Portugal. Cuando la expedición llegó a la estación de Vigo, la encontraron a rebosar de aficionados, entre los que no solo estaban Enrique y sus amigos, sino también el presidente del club y representantes del Concello. Y el 30 de abril se homenajeó al equipo con una cena en el Hotel Palace, cuyas plazas se cubrieron enseguida al precio de doce pesetas el cubierto. El menú consistía en puré San Germán, merluza en ajada, menestra de legumbres a la española, corderillo lechal asado al jugo, ensalada andaluza, crema de mantecado helada, pastas, frutas, queso, coñac Osborne, habanos, y vino Paternina de tercer año.

El 3 de mayo se liquidaba en Balaídos la segunda eliminatoria del Campeonato de España ante el Real Unión de Irún. El Celta queda fuera del torneo al no pasar del empate a un tanto. El día 8 de mayo, en los salones de la extinguida Patronal, el Celta celebra su junta general. La asamblea acuerda por unanimidad no aceptar la dimisión de sus cargos presentada por toda la junta directiva, presidida por Alfredo Escobar. La actividad del Celta apenas tenía resquicio por lo que se juega en Balaídos un partido contra el Oporto y ya en el mes de julio dos interesantes encuentros entre el Celta y el notable Vasco da Gama, primer equipo brasileño en realizar una gira por Europa. El equipo ya se comienza a reforzar para la próxima temporada. Se ficha al catalán Cupons, Marcial del Alondras de Cangas y al carballinés Capesto. Se le hace un partido homenaje en Balaídos a Pareditas contra el Oporto y otro a Hermida contra una selección de jugadores gallegos.