El Celta B presentó su candidatura a soñar y lo hizo en apenas quince minutos. Después, con el apoyo de un público que abarrotó por completo el Municipal de Barreiro, supo sufrir para conservar un resultado que invita al optimismo de cara al encuentro de vuelta dentro de una semana. Los goles de Dejan Drazic y Juan Hernández en ese cuarto de hora inicial son un jugoso tesoro para afrontar el encuentro de vuelta dentro de siete días en Marbella. Un primer paso en la carrera de fondo que es este play off de ascenso a la Segunda División. La confirmación de que el conjunto de Rubén Albés que es capaz de competir ante cualquiera. Y que va en serio. Muy en serio.

Desde una hora antes del comienzo del encuentro estaba claro que no era otro partido cualquiera. Las gradas de Barreiro estaban ya llenas incluso treinta minutos antes del pitido inicial y todavía seguía entrando gente cuando el balón empezó a rodar. El filial céltico, por segunda campaña consecutiva, iba a pelear por el ascenso y nadie quería perderse la cita. La agónica clasificación para el play off en una última jornada liguera de infarto había ayudado también a aumentar la expectación por la visita a Vigo del segundo clasificado del grupo IV, el Marbella.

Los vigueses saltaron al campo, como siempre, dispuestos a poner el partido a su favor lo antes posible. El Marbella conocía ese hábito del filial céltico pero no encontró remedio y un balón largo de Agus para Dennis en el minuto 2 suponía ya el primer aviso aunque el disparo del delantero alemán fue desviado a córner por un defensor.

Eckert lo intentaba de nuevo casi diez minutos más tarde en un buen pase interior de Brais para su carrera. Pero el final fue el mismo. Alonso llegaba en el último suspiro a tirarse con todo para taponar el remate del delantero local.

El vendaval céltico continuaba y Brais Méndez probaba fortuna con su pierna zurda con un disparo lejano que se marchó fuera por poco. La insistencia acabó teniendo premio poco después. Fue en un saque de esquina que Drazic, en el segundo palo, convirtió en el 1-0 con un buen remate de primeras.

El tanto encajado pareció despertar a un Marbella que hasta ese momento había permanecido inédito en tareas ofensivas y soportando como buenamente podía el asedio vigués. Así, Corpas pretendía animar a los suyos con un disparo desde la frontal del área que se marchó rozando el palo de la portería de Sotres, aunque con el meta vigués controlando de cerca la acción para evitar males mayores.

El susto no afectó lo más mínimo a un Celta B que seguía a lo suyo y en la siguiente jugada aumentaba su tesoro. Lo hizo gracias a uno de sus jugadores más destacados durante toda la temporada y, cómo no, también en este encuentro. Porque Kevin recogió un balón casi pegado a la línea de fondo mientras Brais Méndez aún reclamaba un posible penalti al haber sido derribado dentro del área rival. El lateral diestro del filial céltico levantó la cabeza, vio la posición de Juan Hernández en el segundo palo y puso un medido centro que su compañero no desaprovechó para adelantarse a su marcador y firmar el 2-0.

Evidentemente, al Marbella no le quedaba más remedio que dar un paso adelante para buscar un tanto que cambiase radicalmente el panorama de la eliminatoria. Añón lo intentó con dos lanzamientos lejanos que se marcharon fuera por poco y Sotres acabó haciéndose con la pelota después de un barullo dentro del área céltica que pudo haberle costado un disgusto a los locales.

El Celta B ya no dominaba pero tampoco parecía sentirse excesivamente incómodo ante un rival que, consciente de la peligrosidad viguesa en las salidas al contragolpe, seguía sin arriesgar demasiado. Sin embargo, a apenas cinco minutos para el descanso, Rubén Albés perdía una de sus bazas ofensivas más importantes al tener que retirarse del campo el velocísimo Dejan Drazic por un problema muscular.

La inercia del partido en la reanudación colocó el choque en el segundo escenario. El Marbella pasó a hacerse prácticamente por completo con el control del partido. Eran los peores minutos de un Celta B excesivamente replegado y defendiéndose como podía. Chus volvía a asustar a la abarrotada grada de Barreiro con un lanzamiento a la media vuelta que se marchó alto por poco. Un susto que fue aún mayor a la media hora de esta segunda parte, en dos peligrosos balones colgados de forma consecutiva al área viguesa. Alende despejó el primero y en el segundo se jugó el físico para evitar el remate a bocajarro de Chus cuando el cerca de centenar de aficionados del Marbella presentes en Vigo cantaban ya el gol.

Fue el punto de inflexión. Los numerosísimos seguidores célticos que se dieron cita en Barreiro vieron que su equipo los necesitaba y con sus ánimos insuflaron la energía necesaria para que el filial céltico mejorase en el cuarto de hora final del choque. Tanto que incluso pudo haber logrado un resultado aún mejor. Porque a Dennis le fallaron las fuerzas para culminar un contragolpe después de una larguísima carrera y, muy cansado, disparó a las manos del portero. Pastrana, poco después, tampoco acertó con otro lanzamiento que se marchó excesivamente alto tras recuperar un peligroso balón en campo contrario. Y, ya en el tiempo de prolongación, el enésimo buen centro al área de Kevin permitió a Dennis controlar y sacar un disparo que Wilfred acabó atajando.

La mejor noticia era que el encuentro había terminado ya. El Celta B conservaba intacto su tesoro. El primer paso ya está dado. Pero aún quedan muchos. En siete días, a por el segundo.