O Noso derbi se despide de Primera División. El Celta y el Deportivo afrontan esta tarde (Balaídos, 18.30 horas, BEin Sport) el clásico gallego con menos sustancia de la últimos tiempos, un partido prácticamente intrascendente, condicionado por el descenso del conjunto herculino, al que los dos equipos llegan sin otro aliciente que el prurito de imponerse a su máximo rival.

El monumental batacazo del equipo coruñés, que se presenta en Balaídos con la categoría perdida tres jornadas antes de que LaLiga eche el telón, ha desvirtuado un choque en el que al Celta tampoco le va gran cosa en juego. La derrota sufrida el pasado sábado en el Estadio de la Cerámica ha reducido a la mínima expresión las opciones de luchar por la séptima plaza, que ahora dependen del tropiezo de terceros, y deja al Celta prácticamente situado en tierra de nadie.

Con tan desangeladas premisas, ambos equipos encaran la cita pensando en el próximo curso; el Deportivo con la mente puesta en construir un proyecto deportivo lo suficientemente solvente como para recuperar la categoría en un año; los celestes, en pleno proceso de búsqueda de un sustituto para Juan Carlos Unzué, a quien el club ya ha comunicado que no va a seguir al frente del equipo la próxima temporada.

Este aroma de despedida y una buena dosis de lo que los alemanes llaman Schadenfreud (regocijo en la desgracia ajena) presiden, por tanto, este segundo derbi de la temporada, en el que los celestes se proponen confirmar la clara superioridad mostrada sobre el campo en la primera vuelta en Riazor (1-3) y los blanquiazules afrontan como la última oportunidad de dar una alegría esta temporada a su desencantada afición. Unos cuatrocientos incondicionales deportivistas se desplazarán a la ciudad para alentar a su equipo en tan duro trance ajenos al escarnio con que la afición celeste festejará la categoría perdida de su irreconciliable enemigo. La falta de alicientes clasificatorios, sin embargo, ha frenado la venta de entradas, con lo que Balaídos, lejos de aproximarse al lleno, presentará la peor entrada de los últimos derbis.

En lo estrictamente futbolístico, el Celta buscará refrendar su actual condición de primer equipo gallego sin el concurso de Iago Aspas, que finalmente no ha superado sus problemas en el muslo derecho y se ha quedado fuera de la convocatoria. El goleador moañés quería jugar el choque y de hecho se probó en el entrenamiento celebrado ayer por el plantel en Balaídos, pero las sensaciones no fueron del todo buenas y tanto el propio jugador como los servicios médicos del club han preferido no arriesgar para evitar una recaída que pudiese comprometer su participación con la selección española en el próximo Mundial de Rusia.

Uno de los retos del Celta en este partido es precisamente sobreponerse a la ausencia de su máximo goleador y estrella. Los de Unzué desconocen, de hecho, el triunfo esta temporada cuando ha faltado el moañés. Sin Aspas en el campo, el equipo celeste suma tres derrotas (las dos sufridas contra el Villarreal) y dos empates, ambos a domicilio, frente al Athletic en San Mamés y el Valencia en Mestalla, es decir, solo 2 puntos de 12 en juego

La baja del moañés no es la única con la que cuenta el preparador celeste esta tarde. Juan Carlos Unzué no va a poder disponer tampoco de Nemanja Radoja ni de Emre Mor. El centrocampista serbio tiene fisurada una costilla y el dolor limita sus movimientos, impidiéndole jugar, mientras que el atacante turco danés ha sido apartado por el técnico del equipo debido a un nuevo episodio de indisciplina ocurrido durante el entrenamiento del pasado martes.

Como contrapartida, el preparador navarro recupera a Facundo Roncaglia, ausente en Villarreal, por una lesión en el hombro derecho. El argentino, que se ha recuperado antes de lo previsto, regresa a la lista tras perderse el último compromiso contra el Villarreal. El hecho de que el jugador recibiese ayer mismo el alta médica hace pensar que iniciará el encuentro en el banquillo.

Lo cierto es que, salvo sorpresa, el once que salte esta tarde al césped de Balaídos no va a diferir demasiado del que cayó el pasado sábado en el Estadio de la Cerámica. La portería volverá a estar defendida por Sergio Álvarez, uno de los hombres más en forma del Celta en este final de curso, pese a los cuatro goles recibidos en el último partido contra los castellonenses (4-1). En defensa, tampoco se prevén grandes cambios. Mallo y Jonny ocuparán previsiblemente los costados y Sergi Gómez y Cabral (sin descartar la posibilidad de Roncaglia por este último) formarán en el eje de la línea.

En el medio del terreno, Lobotka, el único futbolista del plantel que ha jugado todos los partidos, ocupará la posición de pivote en el vértice inferior de la línea, flanqueado por Daniel Wass a la derecha, mientras que Pablo Hernández y Jozabed Sánchez se disputan una plaza en el flanco izquierdo. El sevillano ha sido la opción de Unzué en las dos últimas jornadas, pero el tucumano fue el elegido por el técnico en el duelo disputado en Riazor en la primera vuelta. Por lo que respecta al frente de ataque, todo indica que Unzué repetirá el trío formado por Brais Méndez, Maxi Gómez y Pione Sisto. Lucas Boyé, Andreu Fontás, Robert Mazan y el jugador del filial Dejan Drazic completan la convocatoria celeste.

El Deportivo, mientras tanto, se presenta irónicamente en Balaídos en su mejor momento de la mano de Clarence Seedorf, su tercer entrenador del curso, aunque el arreón de los últimos partidos no le ha servido para evitar el descenso. Tras este sonoro fracaso, el equipo pretende compensar a su afición con un victoria en el derbi que, en todo caso, no será un gran consuelo.

El técnico holandés cuenta con las bajas del central Sidnei Rechel y el lateral Eneko Bóveda, pero recupera al delantero Adrián López, su máximo artillero, y puede contar con el centrocampista ghanés Sulley Muntari.