El sorteo de Liga, retrasado por la detención de Villar y su corte, celebrado por tal cuestión en un ambiente enrarecido, ha situado al Celta en la senda que le irá abriendo el Barcelona. El conjunto celeste se medirá a los adversarios que la jornada anterior se hayan enfrentado a los azulgranas. Los de Unzué abren (Real Sociedad) y cierran (Levante) la temporada en Balaídos. Los adversarios de mayor fueste, sea por categoría deportivo o sentimental, se le acumularán al final de cada vuelta: Barça en las jornadas 14ª y 33ª; Deportivo, en la 17ª y 36ª; Real Madrid, en la 18ª y 37ª.

La cuestión del calendario admite todo tipo de análisis e incluso la indiferencia. "Hay que jugar contra todos", se dice y en este caso esgrime Unzué. Es su propia figura la que introduce una de las líneas argumentales: el Celta necesita arrancar con la solvencia suficiente para asentar este nuevo proyecto. Es cierto que el club mantiene bloque y estilo. Pero a un entrenador recién llegado, incluso a uno ya conocido por su anterior etapa como ayudante de Luis Enrique, siempre le conviene el refrendo del resultado mientras su criatura sigue tierna. En tal sentido, posiblemente al equipo le favorece que haya más adversarios teóricamente asequibles en el primer tramo de la campaña. La dureza de la recta final, que también incluye a Villarreal (35ª jornada) o Valencia (34ª), se le girará en contra si llega a esas alturas con apuros. De momento, en el vestuario, aunque fieles al mantra presidencial ("no nos ponemos metas, pero tampoco límites"), se habla más de Europa que de la permanencia.

"El partido más importante es el más cercano", indica por su parte Aspas, aunque admite: "Sí es cierto que cuando sale el calendario siempre quieres tener algunos partidos más controlados como los derbis, que son partidos muy bonitos y especiales para todo el equipo y la gente". Y el derbi se demorará hasta irrumpir como preámbulo navideño. El primero, en Riazor, el fin de semana del 20 de diciembre, con el recuerdo del 1-2 del 21 de diciembre de 1994. Coincide con el Real Madrid-Barcelona, como la pasada temporada. Las especificaciones que Federación y Liga introducen en el sorteo no contemplan dar a "o noso derbi" su espacio especial.

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Respecto a los grandes, el Celta recibirá al Atlético en la novena jornada (22 de octubre). El Real Madrid visitará Balaídos como regalo ligeramente retrasado de Reyes, el fin de semana del 7 de enero, y el Barcelona, el del 18 de abril.

Respecto a los colchoneros, este año toca estrenar estadio. El Celta disputará su primer partido en el Wanda Metropolitano hacia el 11 de marzo. Lo que está en el aire es cómo se desarrollarán las obras en la grada de Río, la de mayor aforo y presencia de abonados en Balaídos, y en qué medida afectarán.

Un aspecto clave del calendario es que el Celta irá midiéndose a los rivales que deje el Barcelona: se moverá en las turbulencias de su estela o impulsado por su rebufo, según se quiera ver. Hay que suponer que los celestes se enfrentarán mayormente a equipos derrotados, ya deprimidos, ya encorajinados; en algunos casos, incluso, los técnicos habrán protegido a titulares ante el Barça.

No es la primera vez que el Celta debe afrontar esta dinámica. Ya se movió detrás del Barcelona en la campaña de regreso a Segunda, solventada con la milagrosa salvación del cuatro por ciento; en la temporada siguiente, 2013-2014, fue detrás del Real Madrid y el equipo dirigido por Luis Enrique acabó noveno; en la temporada 2014-2015, en la que fue octavo con Berizzo, fue alternando los rivales que dejaba el Real Madrid y los que dejaba el Rayo Vallecano; y en la 2015-2016, en la que acabó sexto, se movió por detrás del Levante. En la pasada campaña no tuvo ningún equipo concreto de referencia: jugaba con un equipo y a las dos semanas, con el siguiente rival de ese equipo (por ejemplo: Real Madrid-Celta en la segunda jornada, Real Madrid-Osasuna en la tercera, Osasuna-Celta en la cuarta).

"Empezar bien es lo más importante. Hace dos años empezamos como una moto, con siete puntos de nueve. El año pasado, cero de nueve y nos costó más encauzarlo", valora Iago Aspas, que cree que el Celta "debería estar entre los diez primeros" a lo largo del ejercicio. "Volver a Europa es un objetivo. Todos miramos al futuro con optimismo. Pero debemos tener los pies en el suelo. Esta Liga será más igualada que la anterior", pronostica.