Mirador de Lobeira

¡Hay que sacar las desbrozadoras!

Antonio Touriño

Antonio Touriño

Quizás fue el invierno de más pluviosidad de los últimos años y la primavera ha comenzado por los mismos derroteros. La vegetación del monte está en su máxima esplendor y todo parece indicar que seguirá creciendo exponencialmente en los próximos días gracias a la abundante humedad absorbida por la tierra.

A primera vista, podría decirse que para la naturaleza son las condiciones óptimas, las mejores para mantener ese verde que caracteriza el paisaje de Galicia; una maravilla sin ningún género de dudas, pero precisa equilibrio pues más pronto que tarde puede haber un cambio de tiempo radical.

Y una sequía prolongada se convertiría en el mejor caldo de cultivo para una catástrofe como la de 2006 cuando a consecuencia de las olas de calor se produjeron las devastaciones de los fuegos forestales, cuando ardió todo el monte de Xiabre, desde Caldas a Catoira; o el de Castrove, desde Poio a Armenteira, sin olvidar muchas y muchas fincas privadas.

Es el momento de actuar en prevención. Hay que sacar cuanto antes las desbrozadoras para evitar echarse luego las manos a la cabeza y lamentar las consecuencias.

Han pasado casi 20 años de aquella desgracia, cuando el fuego arrasó cientos de hectáreas del monte de O Salnés y causó daños no solo al ecosistema natural sino que fue también la génesis de las inundaciones de unos meses más tarde, por los arrastres de tierra y ceniza a los cauces fluviales.

Algo se ha aprendido de aquella lección y tanto comunidades de montes, como propietarios particulares y administraciones muestran una mayor diligencia pero no la suficiente pues es fácil comprobar el tamaño de la maleza en muchos predios, incluso en fincas enclavadas en parcelas urbanas.

Queda mucho por hacer, pues no basta con que la Xunta decida suspender las quemas de rastrojo como ordenó hace diez días, sino que tienen que vigilar que se lleven a cabo las tareas de limpieza forestales para evitar que se conviertan en zonas de selva en las que luego sea imposible de actuar, bien por su dificultad y coste o simplemente por el hecho de que son trabajos que conviene hacer consecutivamente porque el número de empresas que se dedican a ello es insuficiente para hacerlo todo de una vez.

Pero también los Ayuntamientos tienen mucho que decir, además de estar en la obligación de actuar para prevenir una desgracia como son los incendios forestales.

Y la verdad es que las órdenes de mantenimiento de predios son más bien escasas o nulas. Baste con comprobar los dogas (diarios oficiales de Galicia) para vez como las advertencias por exceso de biomasa se pueden contar con los dedos de la mano a lo largo del año.

Ojalá este verano sea como el pasado e incluso el anterior en los que no se declararon fuegos de importancia en toda la comarca, pero una retrospectiva más amplia debería hacer pensar en la necesidad de actuar cuanto antes. Sobre todo para que no se convierta este esplendoroso paisaje en la tentación de esos terroristas que cada año deciden plantar fuego a esos helechos que durante unos meses amarillean el sol.

Así que, si tienen a bien, recuerden a todos los propietarios públicos y privados que es el momento de intervenir para evitar una nueva devastación.

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