Entrevista | Antonio Rial Boubeta Doctor en Psicología y profesor de la USC

“Hay que establecer un sentido común respecto al uso del móvil y de internet”

El especialista en conductas respecto a la tecnología disertó ayer en el CEIP Arealonga

Antonio Rial Boubeta durante la charla a padres y madres ayer en el CEIP Arealonga.

Antonio Rial Boubeta durante la charla a padres y madres ayer en el CEIP Arealonga. / INAKI ABELLA DIEGUEZ

El CEIP Arealonga acogió en la tarde de ayer un taller sobre “Tecnología, salud y convivencia”con Antonio Rial Boubeta como ponente. El catedrático de la USC habló de la gestión del uso de las tecnologías entre los menores con conclusiones científicas más que interesantes para la mejora social.

– ¿Hay motivos para la preocupación con la relación actual entre los menores y la tecnología?

– Aún a riesgo de parecer alarmista, los estudios que existen desde diferentes perspectivas ofrecen datos preocupantes los mires por donde los mires. Pero lo más preocupante es que no nos preocupe. La tecnología está ocupando un lugar que no le corresponde en la sociedad actual. Produce una alteración en los comportamientos y, cuando nos referimos a los menores, hay una responsabilidad que debemos ejercer como padres, pero también desde el punto de vista comunitario.

– ¿Estamos normalizando una relación tóxica con la tecnología?

– Es que estamos poniendo en la mano de un niño a edades tempranas un dispositivo 24x7 de acceso a cualquier tipo de contenido. Es una irresponsabilidad, y no es una cuestión ideológica. Con 8 años hay datos y evidencias científicas de acceso a internet brutales. Chavales que a esas edades se pasan de frenada porque desde los 2 años damos el papel de niñera a una táblet o un móvil que luego no se lo das quitado. Eso genera problemas a nivel emocional brutales. Hay tasas más que preocupantes de depresión infanto-juvenil porque se genera una dependencia de la tecnología en sí misma. Son formas de adicción ya reconocidas. Desde el 1 de enero de 2022 la OMS dice que es un trastorno mental y que afecta al 1,7% de adolescentes en España. Si yo le corto el Fortnite puede pasar cualquier cosa. Habrá que poner datos encima de la mesa y aquí en Galicia el grupo que yo lidero en la USC somos un grupo de referencia a nivel nacional e internacional y nuestros estudios nos dicen que hay problemas de convivencia a raíz del móvil, internet y las redes sociales.

Vilagarcía charla de Antonio Rial Boubeta catedrático de la USC sobre tecnología Salud y convivencia colegio Arealonga

Vilagarcía charla de Antonio Rial Boubeta catedrático de la USC sobre tecnología Salud y convivencia colegio Arealonga / INAKI ABELLA DIEGUEZ

"Desde los 2 años damos el papel de niñera a una táblet o a un móvil"

– ¿Hay una adolescencia más problemática que antes a consecuencia de las pantallas?

– Deberíamos dejarnos de tanto móvil. Incluso se generan casos de violencia filioparental. Hay conflicto en los centros educativos por el móvil y se produce una separación entre familias y profesorado por lo que se considera necesidad y abuso. Deberían estar trabajando todos a una porque el impacto de la tecnología en la adolescencia es mucho mayor de lo que pensamos. Ojo con eso porque las asociaciones lo están advirtiendo. Las redes sociales tienen un potencial y una influencia brutal. Se consume porno a edades tempranas que está dando lugar a agresiones sexuales. Pero si hay alguien que no tiene la culpa son los chavales. Es un problema social y educativo. Tenemos que establecer cambios que tienen que empezar por las familias. Ahora duermen con el móvil en la mesilla de noche 2 de cada 3 chavales. Eso multiplica las posibilidades que haya problemas.

– ¿Qué pautas recomienda en el uso de menores?

– Hay que analizar las cosas y separar entre opinión y evidencia científica en base a estudios hechos aquí con los nuestros y publicados en revistas científicas. Después trabajar desde la prevención y con una perspectiva comunitaria. La tecnología tiene un impacto negativo grave en la medida que esté desequilibrada la balanza, y el acceso a la tecnología no lo estamos gestionando bien. Hay que regular el tiempo de uso y el tipo de contenidos a los que se accede. Tiene que haber unas normas de uso y una higiene digital. Por ejemplo, no llevar el móvil todos los días al cole. No hay que dormir con el móvil en la mesilla de noche. Y los padres tenemos que dar ejemplo. Aquellos chavales que ven a sus padres usando el móvil tienen más problemas para un uso correcto. Nos quitamos cualquier tipo de autoridad y nos desarman rápidamente. Hay que establecer sentido común respecto al acceso al móvil y el uso de internet.

“Los padres son más ingénuos que hace dos generaciones”

– ¿A que años se le puede dar el móvil a un hijo?

– Cuando más tarde mejor, pero no depende tanto de la edad sino de lo que has hecho antes en su educación y lo que estás dispuesto a hacer a partir de ahí. Si vas a implicarte en todo lo que supone adelante, sino estás generando un problema. Todo lo que recomiendo es no antes de los 14 en calidad de experto. Antes no es descartable. La transición de Primaria a Secundaria puede ser buen momento, pero de manera gradual. El problema es que le damos el móvil y ya vale todo. No se puede desentender uno. Si estableces normas y estás encima adelante. La llegada de un móvil a la vida del hijo va a provocar cambios de rutinas, a nivel emocional… Hay que estar atentos. Si estas dispuesto a invertir tiempo en el control dáselo a los 12, sino espera.

Rial Boubeta señala que es clave la educación para un buen uso de la tecnología.

Rial Boubeta señala que es clave la educación para un buen uso de la tecnología. / INAKI ABELLA DIEGUEZ

– ¿Y que opina de la presión social en ese tema?

– La presión social hay dos. Una es la que habría que cuantificar y después la presión que los padres tenemos y proyectamos a los hijos. La presión social es modulable por parte de los padres. Existe un riesgo de exclusión social en los que no están en los grupos sociales y lo peor que le puede pasar a un niño a esas edades es no existir, pero los padres tenemos ciertas dosis de ingenuidad. Los padres son más ingenuos que los de hace dos generaciones. Vivimos en un mundo de excesivas prisas, tenemos que pararnos a observar y a conocer a nuestros hijos.

– ¿Existe ahora menos tolerancia a la frustración en los jóvenes?

– En esta sociedad de la inmediatez hay muy poca resiliencia a la frustración. Además, estamos ante una economía de la atención. El menor desconecta y demonizamos todo. La memoria, el proceso y el lenguaje también se siente afectado. Y para escribir ni te cuento. Todos queremos una educación de calidad, pero para eso tenemos que darle a la tecnología el lugar que le corresponde.

“Un chaval con autoestima es menos vulnerable”

– ¿Parece que todo lo malo de esta sociedad se debe al uso de internet?

– No, pero para que no sean más perjudiciales de lo que son hay que tener una buena educación y unas buenas competencias humanas. Un chaval que tiene una buena autoestima es menos vulnerable, un empático acosa menos, un asertivo se deja influenciar menos... Si el chaval tiene un pensamiento crítico le va a ayudar. Si el chaval tiene una educación en valores no tendrá tantos riesgos a la hora de enfrentarse a la tecnología. Hay que reforzar la educación en valores y habilidades de vida, en competencias humanas. Es una oportunidad este problema de las tecnologías para darle una vuelta al tipo de educación que estamos dando a nuestros hijos.

– A priori, la solución no parece sencilla.

– No se trata de enseñar a vivir sin la tecnología, sino con la tecnología. Es irreversible y no hay vuelta atrás. Para que las ventajas sean mayores que las desventajas tenemos que gestionar mejor y tomar mejores decisiones acerca del uso de la tecnología, edades, contenidos... Ahora como las posibilidades de interacción son tan bestiales que es donde se ven las carencias y llegar a tener problemas como un adicto.

– Asegura usted que las redes sociales pueden llegar a cambiar la química del cerebro.

– Expertos científicos han demostrado que cuando una persona recibe un like las zonas del cerebro que se activan son las mismas que con el hambre o el deseo sexual. El sistema límbico es el que se activa y algunos construyen su autoestima a partir de ahí. Los niveles de dopamina, hormona encargada del placer, aumentan, y si las fuentes del placer principal las consigo con esos estímulos no voy a buscar otras cosas para tener placer. Si estoy en hiperestimulación por los videojuegos, no duermo porque altera los ritmos biológicos de serotonina. Eso también afecta al aprendizaje y al déficit de atención que está yendo a más.

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