Mirador de Lobeira

El arcón secreto de Varela

Antonio Touriño

Antonio Touriño

Fue en 2010 cuando Dolores García Jiménez inició el proceso de revisión del Plan Xeral de Ordenación Municipal de Vilagarcía (PXOM), un documento que ya en aquel momento se consideraba urgente para establecer los criterios de dimensión, desarrollo y progreso de la localidad.

Pasaron los años. Llegó Tomás Fole y también sacó pecho a la hora de anunciar que se iba a llevar a cabo de inmediato, pero pasaron uno, dos y tres años... En el cuarto ya no daba tiempo, pues cualquier PXOM es un arma de doble filo y si no que pregunten en O Grove, donde vienen luchando por este documento casi un cuarto de siglo.

Cronológicamente, llegó el turno de Alberto Varela que con mayoría absoluta, en el primer momento quiso coger el toro por los cuernos y dijo que iba a desempolvar el proyecto de inmediato para satisfacer a todos cuantos le habían votado.

Por fastos no fue. Se anunció a bombo y platillo, y muchos pensaban que los terrenos de Lantero o de reordenación de la zona de Larsa iban a convertirse en espacios de modernidad sublimes.

La revisión había sido encargada y bien pagada. Llegaron cajas llenas de tomos, mapas, papeles, ideas... Se descargaron en el Ayuntamiento y se dejaron hacer algunas fotos de la voluminosa documentación.

Tal era el interés de Varela y de su concejal de Urbanismo Paola María Mochales por dar el impulso definitivo al Plan que consiguieron que se convirtiera en un verdadero secreto de Estado por parte de todos los grupos.

Tanto que poco se llegó a saber de los nuevos suelos urbanos, rústicos, de servicios, de protección especial... Porque había la consigna de ocultarlo al ciudadano. que nada saben de las distintas unidades de suelo, sobre cómo se puede actuar, alturas permitidas, cesiones, zonas edificables, zonas reservadas a viales o industriales... En suma, casi de todo, pero las respuestas siguen siendo las mismas.

Y otra vez, un año más, ahora con mayoría relativa, el Gobierno vuelve a hablar de querer sacar adelante la revisión del Plan Xeral.

Algunos les creerán, otros como en el cuento de Pascualín, les volverán a oir pero ni caso; sencillamente porque falta voluntad de sacar adelante el documento más importante para el desarrollo de la ciudad.

Y así, queda claro que pocas novedades habrá en los próximos cuatro años en materia de urbanismo, aunque quedan muchos asuntos pendientes por resolver, entre ellos cuestiones sobre edificabilidad en los distintos sectores, red de carreteras y si se incorpora la avenida de Rubiáns, As Carolinas y Juan Carlos I al callejero municipal, entre otros muchos asuntos; no en vano el anterior diseño vigente es del año 2000.

En suma, conseguir que Vilagarcía vuelva a estar entre las ciudades atractivas no solo para el ciudadano sino para aquellos que se plantean invertir si observan que se apuesta por el desarrollo.

El desafío es claro, sobre todo porque se pueden ganar el respaldo de un BNG que todavía no ha sabido apretar el torniquete del mandato en el que se han comprometido a colaborar.

Ya no es momento de excusas. La tercera ciudad de la provincia tiene que reaccionar ahora porque el cronómetro ya empezó a correr hace casi medio año. Quedan solo tres y medio para desempolvar las cajas de aquel arcón secreto de Varela.

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