El sector descarta la necesidad de una tasa turística en concellos de O Salnés

Creen que la comarca no tiene un gan volumen de turistas, más allá de un mes en verano, y que está en crecimiento como destino | Aguín: “No nos podemos comparar con Barcelona”

Playa de A Lanzada llena de bañistas.

Playa de A Lanzada llena de bañistas. / Iñaki Abella

A. G.

Consolidada en grandes destinos turísticos europeos, especialmente ciudades, la tasa turística tiene visos de llegar a Galicia y de implantarse en el principal destino que existe en la comunidad autónoma, el de Santiago de Compostela. Ese debate no está abierto en O Salnés, al menos todavía, ya que algunas voces, como la del alcalde de O Grove, José Antonio Cacabelos, se han mostrado siempre partidarios de implantarla por los altos costes en servicios que supone la afluencia masiva de turistas.

Sin embargo, el sector hotelero y de viviendas turísticas no tiene tan claro que exista esa necesidad, argumentando sobre dos cuestiones: no existe la masificación que sufren los lugares donde se cobra y el modelo turístico es muy estacional, es decir, se concentra solo en los meses de verano llagando a cerrar sus puertas el resto del año muchos establecimientos ante la falta de actividad.

Es más, gran parte del sector considera que impulsar la creación de una tasa turística en estos momentos de crecimiento, por muy mínima que sea, puede provocar que O Salnés deje de ser elegido como destino turístico para muchas personas, al restarle competitividad con otros lugares. En el sector tampoco gusta de la tasa turística que los acabe convirtiendo en recaudadores de un impuesto que es muy probable que no repercuta en mejoras para el turismo, una actividad que se sumaría a las que ya realizan.

Dulcinea Aguín, presidenta de la Asociación de Vivendas Turísticas de Galicia, es una de las voces más contundentes contra la aplicación de esta tasa, tanto en la comarca de O Salnés como en toda Galicia. Aguín señala que “es cierto que somos un destino de moda y ojalá pudiésemos aplicarla, porque significaría que tendríamos un volumen de turistas muy alto, que nos obligase a multiplicar por quince o por veinte determinados servicios, pero no es así, realmente solo tenemos un mes al año en el que el volumen de turistas es muy alto”.

La responsable del colectivo de viviendas turísticas insiste en que “no cumplimos los mimbres de los modelos europeos en los que existe esta tasa; no se puede comparar O Salnés con lugares como Barcelona, Amsterdam o París que tienen una gran cantidad de turismo todo el año, mientras nosotros lo tenemos estacionalizado y no nos acercamos al número de plazas con las que cuentan estos destinos”. Además, hace hincapié en que un porcentaje muy elevado de establecimientos hosteleros y de viviendas turísticas se pasan gran parte del año cerrados “.

Aguín cree que los esfuerzos de las administraciones deben pasar por otras cuestiones, sobre todo, por definir “qué modelo turístico queremos, que tipo de servicios y actividades podemos ofrecer para tener visitantes todo el año; hay que tener en cuenta que el modelo turístico ha variado mucho, la gente ya no va a un destino solo a ver, sino también busca qué hacer y en eso tenemos muchas asignaturas pendientes que van desde la falta de señalización a la oferta de ocio, pasando por tener las oficinas de turismo cerradas gran parte del año”.

José Norat Deza y Javier García, propietarios de los hoteles Norat y Mar del Norte respectivamente, también coinciden con Aguín en resaltar el hecho de que “en las Rías Baixas no es necesario, porque no tenemos la presión turística que puede haber en Barcelona”, explica el primero.

García, también insiste en que “aquí la afluencia masiva de turistas está limitada a entre el 15 de julio y el 25 de agosto, no tenemos un turismo como para poder elegir o implantar este tipo de tasas, especialmente durante una temporada baja donde hay muchos hoteles que deciden cerrar sus puertas porque es muy escasa la actividad que podemos tener.”.

Hace hincapié en el hecho de que las tasas “nos convierten en meros recaudadores de impuestos cuando no es nuestra función y ni siquiera sabemos si ese dinero va a repercutir en dl sector turístico o se va a destinar a otras cuestiones”.

Ambos son de una villa que se encuentra entre las más visitadas de Galicia como es O Grove, pero en otros municipios, como es el caso de Vilagarcía, existirían todavía menos motivos para aplicarla.

Así lo entiende Borja Pérez, responsable del Hotel Vilagarcía que explica que este municipio “no cuenta con un producto, con un imán que atraiga turistas como puede ocurrir en Santiago con la Catedral y el Xacobeo o en Vigo con las Cíes, por lo que implantar una tasa turística aquí sería un lastre más para nuestra actividad que se limita a unos cinco o seis meses, con dos bastante fuertes, y cerrar el resto del año”.

Pérez señala que empresarios con posibilidad de abrir un establecimiento hotelero importante no han dado ese paso para hacerlo en la ciudad “supongo que porque los estudios que han realizado les han señalado que no vale la pena, y sin esas inversiones, un gran hotel de referencia, con spa, que acoja convenciones, que ayude a tirar al resto, no puedes colocar una tasa turística porque acabas dañando al sector”.

Por el momento, es Santiago el único punto de Galicia en el que se debate sobre la instalación de esta tasa, con una propuesta municipal que oscilaría entre los 0.5 y los 2,5 euros dependiendo de la categoría del establecimiento. Esa propuesta ha sido trasladada a la Xunta que impone al Concello un riguroso estudio sobre cuales serán sus efectos para iniciar las tramitaciones necesarias para aplicar el nuevo impuesto en la capita de Galicia.

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Mientras el sector no ve ningún motivo para implantar esta tasa, en la comarca de O Salnés hay regidores que son favorables al considerar que el turismo debe pagar por los servicios de los que disfruta y que ese coste no recaiga en los vecinos que residen en el municipio durante todo el año. Si existe un firme defensor de la implantación de la tasa turística en la comarca de O Salnés es José Antonio Cacabelos, que lleva muchos años tratando de abrir el debate sobre este tema. En multitud de ocasiones, el alcalde de O Grove ha explicado que “la población autóctona soporta, a través de sus impuestos, los costes de unos servicios, como la limpieza de playas, la recogida de la basura o el agua, que se acaban disparando durante el verano”. El regidor tiene perfectamente calculado que poner en marcha el verano en su municipio supone un gasto de un millón de euros, una cifra que deja muy resentidas las arcas municipales. Sin embargo, cobrar un euro a mayores por pernocta, reportaría a O Grove entre 200.000 y 300.000 euros anuales que servirían para financiar esos servicios. Otros alcaldes, como Luis Arosa, también son partidarios de que se aplique una tasa turístico, aunque en el caso de A Illa resulta bastante complicado, al carecer de espacios hoteleros. De hecho, el municipio es de los que más sufre la presencia de turistas durante el verano, pero la inmensa mayoría pernoctan en otros municipios. Está en contra el de Vilanova, Gonzalo Durán, que considera que “todavía estamos en expansión y no tiene ningún sentido aplicarla porque podemos sufrir un revés”.

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