El libre marisqueo evidencia en su regreso a la ría que es un proyecto muerto y necesitado de ayuda

Las acciones emprendidas parecen no haber dado los frutos deseados

El grueso de los rañeiros declinan acudir a la campaña

Los pocos que quisieron probar suerte no alcanzaron los topes o tuvieron enormes dificultades

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Está claro que la inversión realizada hasta ahora no ha servido de mucho. El libre marisqueo sigue muerto, y parece evidente que más necesitado de ayuda que nunca.

El sector, representado por la asociación Rañeiros da Ría, y que sigue cobrando la indemnización por el paro derivado de la baja productividad de la temporada anterior, no parece haber encontrado el modo de reconducir la situación de esas zonas comunes que, como se dijo tantas veces, son de todos, pero no son de nadie.

Siembras

Y tampoco pudo recuperar el libre marisqueo la Consellería do Mar, que en su día delegó la gestión de esos bancos en las propias cofradías y siguió invirtiendo en compra de semilla o realizando siembras que, aparentemente, no han sido suficientes.

El resultado es que se mantiene el fracasado modelo de un libre marisqueo que ha vivido ayer una pésima jornada inaugural de la nueva campaña.

La misma que ya nació coja, puesto que la escasez de producto comercial obliga a mantener cerrados los bancos libres otrora más importantes de Galicia: Os Lombos do Ulla.

O Bohído y Cabío

Y si alguien tenía la esperanza de encontrar consuelo en las otras dos referencias de la ría, como son O Bohído y Cabío, seguro que pronto cayó en la cuenta de que nada ha cambiado respecto a los años precedentes.

Aunque muchos ya se lo esperaban, de ahí que acudieran menos embarcaciones y mariscadores de a flote que nunca.

Baja productividad

Los pocos que acudieron se toparon, además, con la constatación de que la productividad ha descendido de manera alarmante, de ahí que muchos ni siquiera consiguieran alcanzar los bajos cupos establecidos y otros los lograran con más esfuerzo del esperado.

Un mariscador largando su raño, ayer.

Un mariscador largando su raño, ayer. / Noé Parga

“Esto es un desastre”, manifestaban algunos de esos mariscadores mientras volvían a pedir a Rañeiros da Ría unas respuestas que esta entidad sigue sin ofrecer.

El propio sector marisquero, y los dirigentes de las cofradías que casi desde el principio dejaron de apoyar a este grupo, insisten en reclamar que se aclare cuál es la situación real de los bancos comunes y qué futuro les espera.

No encuentran respuestas

Pero no encuentran respuestas y el libre marisqueo sigue sometido a un plan de explotación que se ha demostrado ineficaz, por cuanto no ha podido revertir la situación creada desde que la productividad empezó a caer en picado.

La esperanza es que parecen verse importantes reclutamientos de almeja y berberecho, es decir, ejemplares juveniles que pueden ser extraídos en el futuro.

Talla comercial

Otra cosa bien distinta es que esos bivalvos lleguen a alcanzar la talla comercial y sean suficientes para reverdecer los laureles del libre marisqueo.

A la espera de acontecimientos, la mejor prueba de que el arranque de la campaña de libre marisqueo ha sido el estrepitoso fracaso que se esperaba es que en la batea que funciona como punto de control en el banco de O Bohído solo se pesaron ayer las capturas (escasas) de 154 embarcaciones, después de que fueran despachadas 172.

Y eso que la zona de Os Lombos do Ulla estaba cerrada. Pero ni con esas, porque el sector sabe perfectamente que el libre marisqueo ya no funciona.

Lo peor de todo es que buena parte de los rañeiros que llegaban a ese punto de control para pesar sus capturas confirmaban que la almeja brilla por su ausencia, de ahí que, después de mucho esforzarse, la mayoría ni siquiera lograran recoger el escaso cupo que tenían establecido. Lo único positivo es que, al menos, la batea de inspección está menos destrozada que otros años.

373 barcos despachados

No está de más resaltar que en los tiempos de esplendor del libre marisqueo podían faenar en una sola mañana hasta 800 embarcaciones.

Lo normal es que fueran entre 600 y 700, la mayoría centradas en Os Lombos do Ulla. Ayer, con esos bancos del río cerrados, únicamente se despacharon 373 naves para toda la ría, es decir, la mitad de lo que solía suceder cuando estas zonas comunes eran una ayuda de verdad para el sector, en lugar de un lastre.

Más concretamente, fueron 172 las embarcaciones despachadas para O Bohído, a caballo entre A Illa, Vilanova y Cambados; y 57 para Cabío, en aguas de A Pobra. Los 144 barcos restantes despacharon para acudir a las llamadas “otras zonas” del libre marisqueo arousano.

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Por si los males del libre marisqueo no fueran suficientes, la jornada inaugural de la nueva campaña empezó en medio de la confusión, ya que alguien marcó un tope equivocado, de solo 1 kilo de babosa por tripulante.

Fue a las 8.30 horas cuando llegó una circular al punto de control de O Bohído advirtiendo de que todo obedecía a una confusión y de que el tope eran 3 kilos de babosa y 1 kilo tanto de japónica como de rubia y bicuda, junto a 2 de carneiro, 2 de berberecho y medio kilo de fina.

En Cabío los topes por tripulante y día son de 2 kilos tanto de berberecho como de bicuda y de carneiro, con medio de fina, 3 de babosa, 1 kilo de japónica, 5 de rubia y 10 de relojito.

Pero de poco servía estos topes, ya que la mayoría de los rañeiros de O Bohído no llegaban al total permitido y se marchaban a casa con las manos doloridas y el capazo vacío.

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