Alcohol, drogas y ruido, el lado oscuro de la madrugada

La noche previa puede resultar tanto o más concurrida que la Fiesta del Agua propiamente dicha. Mejor dicho, es la madrugada que sirve de antesala al gran chapuzón la que no deja de ganar adeptos, un año tras otro.

Miles de jóvenes llegados de toda Galicia, muchos de ellos en tren, se sumaron a los arousanos que disfrutaron de la “movida” nocturna tanto en los locales de ocio –casi todos con las barras exteriores montadas desde la noche del martes– como haciendo botellón, presente tanto en la playa como en el puerto y diferentes calles, plazas y parques.

El botellón, en consecuencia, volvió a ser el gran protagonista de la velada. Incluso lo fue allí donde no se celebró, como es el caso de la plaza Martín Gómez Abal, conocida como O Castro.

Control privado de acceso

En relación con este lugar sale a relucir por haberse montado un control privado de acceso que impedía a los jóvenes acceder con bebidas.

Fueron los locales de copas del la propia plaza los que montaron su fiesta en ella, con barras y música en directo, colocando vallas y vigilantes en las calles de acceso a la misma.

Vilagarcía se pone a remojo con su Festa da Auga

De este modo frenaban a todo aquel que quisiera pasar con el botellón preparado en la mano, lo cual provocó algún que otro incidente, ya que muchos consideraban que no se les podía prohibir el paso por un espacio público como éste.

No muy lejos de allí, en la plaza del Doctor Carús y la calle Alexandre Bóveda, se vivían dos de las grandes concentraciones de jóvenes de la noche, al igual que en Méndez Núñez y, por supuesto, la zona TIR.

Consumo de drogas

En algunos casos el consumo de alcohol y drogas era apreciable a simple vista, como sucedía a orillas del río O Con, cuando a eso de las dos de la madrugada se vivió una de las escenas más impactantes de la madrugada.

Fue tras la plaza de abastos, donde una joven menor de edad estaba tirada, inconsciente y semidesnuda, entre los contenedores de basura, parece que como consecuencia de una ingesta excesiva de alcohol. Y no fue la única, ni mucho menos, que ofreció una imagen tan deplorable.

Mientras varias compañeras pedían ayuda por teléfono y trataban de auxiliar a aquella chica, otros jóvenes consumían sustancias estupefacientes en el entorno, incluso en presencia de niños de corta edad que regresaban a casa con sus padres.

Puerto vilagarciano

Paralelamente, y como suele suceder en este tipo de fiestas multitudinarias, se registraron algunas peleas, con especial significación en la zona TIR, donde se encuentran los locales de ocio nocturno del puerto vilagarciano.

Para completar el lado más oscuro de la Fiesta del Agua, hay que citar los “daños colaterales” denunciados por los vecinos en relación con el ruido, la ocupación de calles con mesas y sillas y la presencia de jóvenes orinando en los portales de sus viviendas.

Lugares con críticas

Especialmente críticos se mostraron en O Castro, A Baldosa, la calle General Pardiñas, el parque Miguel Hernández y otros lugares del centro.

A pesar de estos incidentes y quejas, puede considerarse que la noche previa del Agua resultó menos traumática de lo que se temía.

Satisfacción en Ravella

Así lo creen también en el gobierno local, donde aseguran que “además de las habituales quejas vecinales, apenas hubo sucesos de consideración”.

Ravella cita como ejemplo que “en los controles de la Policía Local únicamente se registraron dos positivos por consumo de drogas” y “pequeños incidentes entre jóvenes que no fueron a más”. 

También cree el ejecutivo que, “en general, la hostelería y sus clientes cumplieron con las normas impuestas”, siendo de destacar “el buen comportamiento de los miles de personas que celebraron este día de fiesta”.

Para terminar diciendo que “la jornada transcurrió con relativa normalidad, teniendo en cuenta la gran cantidad de público que se dio cita en Vilagarcía”.

Suscríbete para seguir leyendo