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El peligro del fuego acecha

El peligro del fuego acecha

El peligro del fuego acecha / Antonio Touriño

Antonio Touriño

Antonio Touriño

Solo falta que suban un poco las temperaturas y se mantengan durante unos cuantos días para que la cerilla del descuido de los últimos meses prenda sin remisión. En absoluto es una profecía cortoplacista de un Nostradamus cualquiera ni una alerta catastrofista como la de Baba Vanga que predijo el choque de pájaros metálicos tras la segunda Guerra Mundial o anticipó la crisis actual de Rusia y Ucrania.

La teoría es mucho más ramplona y se apoya en datos ciertos y objetivos. Cualquiera que recorra la provincia y, por ende, O Salnés puede ver que la maleza tiene tamaño gigantesco en fincas privadas y públicas, carreteras y caminos, al lado y lejos de las casas. Los montes también acusan ese peligroso descuido y para más inri ya hay pirómanos que empiezan retorcer las mechas para actuar con nocturnidad y alevosía.

La causa también es fácil de encontrar pues los particulares ya le perdieron el miedo a la sanción y los políticos o bien están recogiendo las maletas o están tratando se averiguar cuál va a ser su función los próximos cuatro años.

A nadie podrá extrañar que dentro de unos días o unas semanas vuelva la alerta a Xiabre, a Lobeira o al Castrove, simplemente porque faltó prevención y tampoco se actuó administrativamente, baste con echar un vistazo a los boletines oficiales de los últimos meses en los que no figura ni la más mínima advertencia a los particulares que abandonan sus fincas en Vilagarcía o comarca.

Pero parece lógico pues las administraciones tampoco han dado demasiado ejemplo este año. Se han visto máquinas en algunas carreteras pero desbrozaban al mínimo y también algunas cuadrillas con la máquina en mano tratando de eliminar las silvas y tojos más llamativos.

Pero no ha habido una acción contundente como otros años en los que el zafarrancho se notaba a leguas y no quedaba rotonda sin rebajar la hierba, las zarzas ni las xestas.

Ahora ya será compleja una actuación similar. Queda mucho terreno selvático y por si fuera poco totalmente seco, tanto que un simple cristal puede avivar la llama de la catástrofe.

También será complejo actuar en las fincas privadas, más que nada por el hecho de que no ha habido advertencias a tiempo a los propietarios y no se puede entrar como Perico por su casa, sin más.

Por eso, ya que se empezaba por la videncia, no estaría mal acabar con una danza de la lluvia permanente que aleje al dios del fuego en esta nueva estación que acaba de comenzar con el solsticio de San Xoán.

Se trata solo de evitar la desgracia de 2006, aquel mes de agosto en el que el fuego arrasó toda la provincia, con el añadido de que hasta se registraron víctimas mortales. Eso es lo primero que hay que evitar, pero también las consecuencias siguientes: unas pérdidas económicas y paisajísticas incalculables y un riesgo de inundaciones que todavía hoy se recuerda.

Quedan diez días para que acabe junio y además empieza a ser poco soportable. Actuar ahora debería convertirse en una prioridad para los ayuntamientos de O Salnés, sin esperar a la nueva Corporación provincial ni su parque de maquinaria.

Sacar las desbrozadoras es mucho más barato que mover los camiones cisterna. Recuerden que los bomberos también están en huelga. Está jodida la cosa.

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