Los chiringuitos regresan a las playas de A Illa

El municipio cuenta con una veintena que miran al cielo para conseguir una gran campaña

El “Xa Cho Dixen” regresa a la playa de O Bao, como cada verano.

El “Xa Cho Dixen” regresa a la playa de O Bao, como cada verano. / Noé Parga

A. G.

Varios ya abrieron sus puertas en plena Semana Santa y han ido capeando estos meses laborales abriendo solo los fines de semana, ofreciendo no solo gastronomía, sino también la posibilidad de degustarla a pie de playa, escuchando el vaivén de las olas del mar y viendo el atardecer. Los chiringuitos de playa de A Illa inicia la campaña mirando al cielo, algo crucial para su actividad, ya que contar con sol, especialmente los fines de semana, puede ser determinante para completar una gran campaña o apenas cubrir gastos. Un ejemplo de la necesidad de sol es el “Areoso Beach Club” que no solo tiene las mesas al aire libre, sino también su cocina por lo que “si llueve, nosotros nos quedamos sin plan B”, explica su cocinero. “El sol es siempre decisivo”, señala José Falcón, propietario del chiringuito Boa Vida de Cabodeiro. “Sin él es prácticamente imposible trabajar”, explica antes de recordar que la campaña que él inició en Semana Santa, no acaba de despegar. Otros chiringos, como “Gradisela” en Espiñeiro, “O Xurel” en Area da Secada, “Lavanqueira” o “A do Peri” abrirán sus puertas en este mes de junio, mientras “Xa cho dixen”, en O Bao se ha incorporado ya a la actividad.

Trabajos de montaje de “Gradisela” en Espiñeiro   | // NOÉ PARGA

Trabajos de montaje de “Gradisela” en Espiñeiro | // NOÉ PARGA / A. G.

Sin embargo, el solo o la lluvia no son los únicos problemas a los que se tienen que enfrentar. El brutal incremento de precios, especialmente en productos frescos utilizados en los chiringuitos hace temer a sus responsables que la campaña pueda ser un fiasco. De hecho, se ha convertido en una de las grandes preocupaciones para el sector. Contundente se muestra Ramón Ferro, del Xurel, “lo afrontamos con mucho miedo y nos preocupa”. Todos están afrontando la duda de si repercutirlo en el cliente o ver mermados sus ingresos. Álvaro Balboa, de “Gradisela”, reconoce que “nuestra intención es intentar mantener el precio de toda la carta para que la gente no sienta esa presión”.

José Falcón, en el “Boa Vida” de Cabodeiro.   | // NOÉ PARGA

José Falcón, en el “Boa Vida” de Cabodeiro. | // NOÉ PARGA / A. G.

Daniel Otero (A do Peri) y José Falcón (Boa Vida) no lo tienen tan claro, sobre todo porque “nos ha subido hasta el hielo, por eso las perspectivas de este año vienen también un poco marcados por este incremento de precios que nos hemos encontrado”, explica el segundo. Otero reconoce que “estamos echando muchas cuentas porque hay elementos básicos para nuestra carta, como puede ser el arroz, que se ha incrementado en un 40%, las bebidas han subido un 8%, por eso está claro que los precios van a marcar, y mucho, esta campaña ya que una familia tipo, de dos adultos y dos niños, si en sus vacaciones del pasado año podía comer todos los días en un chiringuito, este se retraerá más”. Por su parte, desde el “Areoso Beach” reconoce que “los precios están disparados, pero la única fórmula que estamos encontrando para compensarlo es adquirir productos de proximidad y en temporada, eso te abarata mucho los costes”.

La contratación de personal también ha supuesto un quebradero de cabeza para algunos chiringuitos. En muchos de ellos se ha ido tirando de “lazos familiares” para ir completando sus plantillas debido a que el trabajo es demasiado estacional y, salvo excepciones como el “Boa Vida” o el “Areoso Beach”, ninguno abre sus puertas antes del mes de junio para cerrarlas a principios de septiembre. Esa circunstancia ha provocado que mucha gente sea reacia a trabajar en el sector, aunque gran parte de la solución se acaba encontrando en miembros de la familia.

En cuanto al perfil de visitante que reciben los chiringuitos, lo define a la perfección Ventura Nieto, del Lavanqueira, “cada momento estival tiene su propia característica, por ejemplo, en agosto, la mayor parte son de fuera de Galicia, mientras que en julio y junio, son mucho más próximas”. Álvaro Balboa reconoce que “siempre hay una gran variedad de clientela, desde familias enteras hasta parejas que vienen a disfrutar de nuestros cócteles y de la puesta de sol desde nuestro columpio”. O Xurel, el chiringuito más antiguo de A Illa, con 38 años de actividad cuenta con “clientes muy fieles que siguen viniendo todos los años hasta Area da Secada”.

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Los chiringuitos comenzaron siendo meros lugares donde comprar un helado o un refresco frío. Sin embargo, en los últimos años han evolucionado hasta tal punto que, además de convertirse en verdaderos restaurantes, con una carta que envidiarían muchos establecimientos, ahora también incluyen actividades de todo tipo. Desde música en directo hasta yoga. Las sesiones vermouth del “Xa Cho Dixen” los fines de semana son ya una costumbre arraigada en A Illa, espectáculo que también se ofrece en “Areoso Beach” y “A Boa Vida”. En este último, se han puesto en marcha clases de yoga, mientras que en el “Gradisela” se puede conocer la cultura marinera de A Illa con una dorna. “Areoso Beach” también ofrece la posibilidad de recorrer el litoral en kayak o bicicleta.

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