Los bolillos suenan al ritmo de las mejores puntillas y encajes en Meaño
La percusión de medio millar de palilleiras de Galicia y otras zonas de España y Portugal convierte simples paños en obras de arte
Tino Hermida
Un total de 550 palilleiras, llegadas de diversas localidades de Galicia, y representación de Valladolid y Salamanca, se dieron cita ayer en el “I Encontro de Palilleiras Xil-Meaño”. Se celebraba en el pabellón de deportes, en una jornada que abría sus puertas a las 10 de mañana y que, a excepción de un alto al mediodía, se mantuvo hasta las siete de la tarde. La organización, de manos de la maestra artesana cambadesa Dora Piñeiro y su grupo de expertas en bolillos, recepcionaba a las inscritas, y cada cual era acomodada en su puesto, del elenco de sillas y mesas que copaban toda la cancha.
En un lateral del pabellón, ofrecía sus servicios un puesto de hilos, bolillos, y todo el material que podían precisar las participantes, o cualquiera que quisiera iniciarse. A su lado, otra caseta de venta al público de puntillas, manteles y bisutería elaborada con encajes. Y en la banda opuesta, un servicio de cafetería atendido por la organización, con colaboración del personal del Concello de Meaño, que era otra de las patas del evento.
Dora Piñeiro explicaba que esta disciplina “es una artesanía mundial, que incluso se realiza en Japón, y que se hace con palillos, esto es bolillos, la mayoría de boj o ébano, alfileres e hilo, del que hay muchas calidades: seda, algodón, incluso fibras, pero estas últimas no son idóneas porque el trabajo final no luce con ello”.
De toda la península
“Aunque Camariñas ó Almagro (Ciudad Real) -agrega- dieron fama a esta artesanía, lo hicieron porque fueron esas villas las que supieron comercializarlo y quitarle partido, pero es una disciplina internacional, que tan solo se diferencia por matices, como el hecho de que los bolillos del Japón son de sección cuadrada, no redonda como el occidental”.
Preguntada sobre si la actividad requería de paciencia, apuntaba que “no la precisa, sino que lo que hace es enseñarle a uno a cultivar esa paciencia, esto es, le aportará esa virtud”. “Inclusive a mi, -agrega- que reconozco que sin ser una persona paciente, el encaje me enseñó a serlo”.
Recomendación médica
“Hoy muchos traumatólogos recomiendan esta disciplina para gente aquejada de artritis o que sean propensas a poder padecerlo. Proporciona una gimnasia equilibrada, que refuerza tu mente y hace subir tu autoestima con las creaciones que logras”.
Sobre el resultado, explicaba que “el mundo del bolillo, va mucho más allá de la clásica puntilla: hoy se hacen bolsos, bisutería como collares, pulseras, marcapáginas…O abrigos y encajes que se añaden a prendas”.
Un chaleco al uso, con una banda vertical de encaje a juego más su adorno de racimo de uvas creado de su propia mano, lo lucía precisamente Miguel Padín, un aficionado al mundo del bolillo, natural de Cobas (Meaño), que a sus 42 años, reconocía que “me metí en este mundillo un poco por cachondeo”.
“Mi madre -explicaba- iba a los cursos con Dora Piñeiro en Cambados, y así, de broma, empecé a preguntarles si también aceptaban a hombres y niños. Hoy es un artista más.
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