La amenaza de la gripe aviar está de vuelta
El contagio de gaviotas y la migración primaveral obligan a extremar las precauciones
Después de la aparición de más aves afectadas por la gripe aviar (Influenza Aviar Altamente Patógena, IAAP) en diferentes puntos de Galicia se hace necesario mantener la alerta y extremar las precauciones. Especialmente en las Rías Baixas, donde fueron detectados numerosos animales enfermos o muertos en los últimos meses, sobre todo alcatraces, gaviotas y págalos.
Su localización se produjo en lugares como Vilagarcía, O Grove, Muros, Carballo, Vigo y la plataforma continental, a la altura de las islas de Ons, Cíes y Sálvora, entre otros puntos del litoral gallego. Esto significa que el riesgo persiste en este territorio, que es punto de llegada y partida de infinidad de aves de todo tipo de especies que recorren el continente europeo y África, ya sea durante la migración otoñal o postnupcial o bien durante el movimiento migratorio de primavera.
Este último desplazamiento prenupcial está a punto de intensificarse, y con el mismo se producirá la llegada de aves procedentes del continente africano que regresan a sus cuarteles de cría.
Muchas se dirigirán directamente a los territorios del norte de Europa, pero otras se detendrán en Galicia para reponer fuerzas y seguir viaje, o bien para quedarse a pasar el verano.
Pero no solo hay que pensar en las aves silvestres migratorias, sino también en otras más cercanas y presentes en tierra firme, en la terraza de los bares de cualquier ciudad costera y sobre los tejados, como es el caso de la gaviota.
Medio Rural
En ello abunda la Consellería de Medio Rural, cuyos técnicos saben que la detección de gaviotas infectadas “supone un aumento en el nivel de riesgo de aparición de la enfermedad en las aves domésticas”, dada la posibilidad de que interactúen.
Lógicamente, no es lo mismo una gaviota rodeada de palomas en una calle cualquiera o al lado de un gallinero, que un alcatraz realizando sus espectaculares picados de caza a dos millas de la costa.
De ahí que la Consellería do Medio Rural recuerde “la necesidad de reforzar las medidas de bioseguridad en las explotaciones avícolas, tanto comerciales como particulares, para evitar el contacto con aves silvestres”.
Esto implica “intensificar la vigilancia de cualquier signo de enfermedad, tanto en explotaciones avícolas como en aves silvestres, notificando la sospecha a los servicios veterinarios oficiales de la Xunta”.
Cualquier precaución es poco ahora que parece aumentar de nuevo el riesgo de la Influenza Aviar Altamente Patógena (IAAP), haciendo necesario mantener la guardia alta.
Plataforma DiFLUsion
Incluso cuando ese riesgo en los municipios bañados por las rías de Vigo, Pontevedra, Arousa y Muros-Noia está muy por debajo del nivel de alerta existente en el centro y sur de la Península Ibérica.
Puede comprobarse en la plataforma DiFLUsion, un sistema de alerta automatizado a tiempo real que identifica zonas de riesgo de entrada de la Influenza Aviar Altamente Patógena (IAAP) en España, a través de la monitorización del movimiento de las aves silvestres procedentes de zonas de Europa con brotes activos.
Esta herramienta, empleada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) para hacer un seguimiento de la situación, identifica alertas semanalmente.
Lo hace identificando los movimientos de riesgo de aves silvestres llegadas a España, así como analizando factores como la supervivencia del virus en base a las temperaturas semanales y la probabilidad de migración de las aves silvestres, en función de la época del año y la especie de que se trate.
Además de tener en cuenta el tipo de brote activo, ya que puede ser doméstico o silvestre.
CSIC y Rasve
En base a toda esa información, el sistema de alerta –desarrollado por el grupo de Epidemiología y Sanidad Ambiental del Centro de Investigación en Sanidad Animal (del Consejo Superior de Investigaciones Científicas)– favorece la detección temprana de la enfermedad en España, presentándose como “una herramienta de gran utilidad para su vigilancia epidemiológica”.
Labor de vigilancia en manos del MAPA y la Red de Alerta Sanitaria Veterinaria (Rasve), para prevenir la entrada de enfermedades infecciosas en España, evitar su difusión y erradicar las ya presentes.
Esta red incluye un servidor informático que integra toda la información en materia sanitaria proveniente de fuentes nacionales e internacionales, encargándose posteriormente de difundirla en forma de alertas a los distintos centros de toma de decisiones y al público en general.
Para ello, recoge datos de las redes de vigilancia epidemiológica de comunidades autónomas como Galicia, donde anteayer comunicaron la aparición de nuevos casos de gripe aviar, confirmados por el Laboratorio Central de Veterinaria de Algete (Madrid).
Más concretamente, como ya se avanzaba ayer en FARO, tres gaviotas patiamarillas y una reidora halladas en los ayuntamientos de A Coruña, Xove (Lugo), Sada y Vilagarcía.
Comisión Europea
Esta comunicación se incorpora al “Módulo de focos” del sistema Rasve, agilizando la comunicación de información tanto a las demás comunidades autónomas como a la Comisión Europea y a los países miembros.
En la alerta que en este caso fue remitida desde Galicia se hace constar que dos de los ejemplares fueron encontrados enfermos y los otros dos, ya muertos.
Los cuatro animales se trasladaron a los Centros de Recuperación de la Fauna Silvestre dependientes de la Consellería de Medio Ambiente, “donde fueron muestreados y eliminados posteriormente conforme a la normativa vigente”, aclaran en Medio Rural.
Desde este departamento añaden que con estos cuatro nuevos casos son ya 29 los focos notificados desde Galicia referidos a aves silvestres, siendo los alcatraces, como se decía al principio, una de las especies más castigadas.
Baste recordar que el pasado mes de septiembre ya se hablaba de una decena de casos confirmados entre la población de una especie pelágica tan popular como el alcatraz atlántico o común (Morus bassanus).
Playa de Raeiros
Entre los cuales se encontraba un ejemplar localizado en la playa grovense de Raeiros, situada en la costa atlántica que va desde A Lanzada hasta San Vicente do Mar.
En verano, FARO DE VIGO ya explicaba que los ornitólogos habían detectado una preocupante escasez de alcatraces en la costa de las Rías Baixas, y advertían de que podía deberse a la gripe aviar.
Días después la Xunta confirmaba la localización de dos ejemplares de esta especie afectados que tuvieron que ser sacrificados, junto a una veintena de aves más.
En toda España
Lo cierto es que la localización de aves silvestres infectadas, tanto migratorias como residentes, se extiende por todo el territorio nacional; de ahí, que se hayan notificado casos en trece de las diecisiete comunidades autónomas.
De esas alertas se desprende también que el alcatraz es la especie más castigada, con casos notificados en comunidades autónomas del litoral cantábrico o atlántico como Asturias, Cantabria, País Vasco y Andalucía.
Desde el Atlántico Norte
Además de en Galicia, otro de los puntos de visita de esta ave pelágica que cría en el Atlántico Norte, donde las autoridades veterinarias llevan meses notificando numerosos casos de IAAP en esta especie.
De ahí que la Xunta considere que ese puede ser el “posible origen” de los casos detectados en la comunidad “relacionados con la migración anual de estas aves”.
Embarques participativos
Algo que comprobaron también los conservacionistas a bordo del barco-escuela “Chasula” y los integrantes de los “Embarques participativos” desarrollados por la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma).
Su director, Alfredo López, advertía entonces de la presencia de ejemplares con lo que parecían pupilas dilatadas, aclarando después que Ana López Beceiro, profesora de Medicina Quirúrgica y Cirugía Veterinaria de la Facultade de Veterinaria de Lugo, había confirmado que esos “ojos negros” de las aves son “un edema de la córnea”.
Como se aclaró entonces, se trata de uno de los síntomas de la gripe aviar; fase inicial de la queratitis que provoca la ceguera, en este caso de los alcatraces, y los condena a morir, ya que no pueden alimentarse ni desplazarse.
Idénticos síntomas, cabe recordar, a los que habían sido detectados en un gran número de ejemplares localizados y fotografiados a bordo del barco “Chasula”, al abrigo del programa de investigación y divulgación de la firma Iniciativas Tradicionales Marítimas (Intramar).
La misma actividad que permitió a naturalistas, biólogos y ornitólogos confirmar a principios de otoño un descenso preocupante en el número de juveniles de alcatraz que se desplazan desde el Norte de Europa hacia África y se detienen a descansar o alimentarse en las Rías Baixas, siendo esta la prueba evidente de que la gripe aviar estaba causando estragos en el viejo continente.
Y ahora que se aproxima la migración primaveral será el momento de determinar si se mantiene la tendencia.
Sea como fuere, y si bien se recomienda extremar las precauciones y no manipular aves encontradas enfermas o muertas, la Consellería do Medio Rural termina recordando que este virus “no tiene capacidad significativa de infección en las personas”.
El “Chasula” retoma las rutas
Por cierto, que al hablar del barco pesquero “Chasula”, rehabilitado para ser utilizado como aula flotante de la naturaleza, hay que decir que vuelve a zarpar.
La nave que patronea Isidro Mariño retoma sus expediciones, las cuales se antojan una herramienta perfecta para pulsar el estado de las aves en las Rías Baixas.
Desde esta nave ya se sacaron importantes conclusiones en meses pasados, cuando fueron descubiertos numerosos alcatraces infectados por la gripe aviar.
Ahora, los ornitólogos y los amantes de la naturaleza en general que quieran participar de las rutas del programa Chasula Birds, tendrán nuevas oportunidades, ya que se anuncian salidas para el próximo día 21 y para el 19 de febrero.
La primera, por el interior de la ría de Arousa, tratando de “observar sus fantásticas aves invernales, como gaviotas, limícolas, zampullines, garzas, espátulas y muchas otras que nos esperan”.
La segunda ruta tiene carácter semipelágico, lo que supone salir de la ría para buscar álcidos.
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