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Todos saben por qué ha muerto; lo difícil es resucitarlo

El libre marisqueo sigue en el ojo del huracán

Los procesos de obtención de muestras y eliminación de algas, en el río Ulla. | // FDV

Los biólogos de la Consellería do Mar y la propia Administración tienen claro por qué los bancos de libre marisqueo de la ría pasaron de ser una joya a una auténtica ruina.

Al igual que saben que las medidas adoptadas, como oxigenación del substrato o eliminación de algas, son positivas. Aunque quizás sean insuficientes, ya que también es precisa una correcta gestión para recuperar la productividad.

Como también sabe el propio sector, el parásito de la Marteilia, las riadas, sobreexplotación y furtivismo constituyen ese peligroso cóctel que, a la postre, ha destrozado el que fue un auténtico refugio marisquero para la flota arousana.

Preguntado por ello y el estado de esos bancos, que desde hace unos años gestionan algunas cofradías, a través de la asociación Rañeiros da Ría, el biólogo José Manuel Parada confirma que el parásito de la Marteilia machacó a los bivalvos de Os Lombos do Ulla. Y claro, las riadas o descensos bruscos de salinidad de cada invierno se aprovecharon de esa debilidad para darles la puntilla.

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El libre marisqueo se queda sin oxígeno en Arousa M. Méndez

“La ausencia de marisco en Os Lombos –especialmente, berberecho– se asocia a la mortalidad ligada a las lluvias del invierno, dada su ubicación en la desembocadura del Ulla, mientras que la desaparición de la almeja en Cabío, que tampoco era mucha, puede deberse a un problema de furtivismo”, reflexiona este destacado miembro del Centro de Investigaciones Marinas (CIMA) con base en Vilanova.

Y claro, con Os Lombos y Cabío bajo mínimos, el tercer gran banco de libre marisqueo de la ría, el de O Bohído, “está siendo muy explotado”, añade.

“Al fallar dos de las principales zonas todo el esfuerzo se concentró en la tercera durante años, de ahí que esté pagando las consecuencias de esa presión pesquera”, apostilla.

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Las mariscadoras de Carril, al rescate de bivalvos en la playa de Compostela Iñaki Abella

Sabe el investigador que “en Os Lombos poco podemos hacer si tenemos un parásito presente, salvo esperar a que el berberecho se haga más resistente y que la enfermedad tienda a remitir”.

Vigilancia y más control

Sin embargo, “si de lo que se trata es de problemas con el furtivismo, lo que habrá que hacer es mejorar la vigilancia y los controles para que todos pasen por los puntos de control y que se respeten tallas y cuotas de captura”.

Si se hace esto y se resuelve la situación en Os Lombos y Cabío “se aliviará la presión sobre O Bohído y se reequilibrarán las cosas”, indica el investigador el CIMA.

En relación con esto, y mostrándose muy cauteloso, apostilla que “se ha producido un buen reclutamiento de berberecho en Os Lombos, pero hay que darle tiempo a que crezca, si la Marteilia lo permite”.

Por el momento, “estamos observando que ese buen reclutamiento que encontramos desde otoño del año pasado parece que se está consolidando, gracias a que ha sido un invierno benigno, sin riadas importantes y sin que la Marteilia propiciara nuevos ataques”.

Es decir, que “de momento todo pinta bien, y el que viene podría ser un buen año de berberecho, pero hay que ser cautos porque estamos hablando del medio natural y cualquier cosa puede ocurrir; todo puede torcerse en cualquier momento”.

De ahí la necesidad de seguir buscando la mejor gestión posible, respetar las tallas y época de reproducción o luchar contra el furtivismo.

La importancia de oxigenar y retirar las algas

José Manuel Parada destaca también el importante trabajo que realiza el CIMA para velar por los bancos de libre marisqueo arousanos, pues no hay que olvidar que estudia Os Lombos desde hace dos décadas y O Bohído desde hace unos quince años.

Por eso sabe que la situación es mala y que si las zonas dejan de trabajarse surgen problemas asociados, como la compactación de los sedimentos y la pérdida de oxigenación.

De ahí, esgrime, la necesidad e importancia de trabajos de regeneración como los efectuados por Mar, “a través de la empresa pública Seaga y de acuerdo con Rañeiros da Ría”.

Se refiere a los trabajos de arado del lecho marino y retirada de algas a los que hace días aludía la conselleira Rosa Quintana, precisamente cuando explicó a las cofradías gestoras del plan de explotación que su departamento está colaborando para tratar de resucitar el libre marisqueo.

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