Puesta en marcha a mediados de marzo –aunque fuera a medio gas– e inaugurada a finales del mismo mes, la circunvalación de la avenida de Beiramar (O Grove) se presentó como una de las grandes obras del siglo, y puede que de la historia reciente en la villa meca.
Puede ser cierto, ya que se trata de una actuación estratégica para la circulación y la seguridad viaria. Pero ya se sabe que la felicidad no siempre es completa. Y si no que se lo pregunten a los vecinos, hosteleros y comerciantes de la localidad que, cada vez con más fuerza, critican con dureza la actuación realizada en las aceras de ese nuevo bulevar.
Ambicioso proyecto
Hay que recordar que la obra en cuestión incluía la creación de un nuevo carril para implantar el doble sentido de circulación, permitiendo así entrar y salir de la villa prácticamente entre el puente de A Toxa y la estación de autobuses del puerto de O Corgo.
Además, el ambicioso proyecto propiciaba la reposición del saneamiento, abastecimiento y recogida de pluviales, al igual que la creación de nuevas zonas de aparcamiento y la dotación de aceras espaciosas, cómodas, modernas y, sobre todo, muy necesarias.
Lo que sucede es que esas aceras de entre dos y tres metros de ancho –dependiendo del tramo– se mueren al tropezar con las esquinas de algunos muros o cierres de particulares.
Sillas de ruedas y carritos
Es esto lo que indigna a los usuarios, que al pasar por ellas, ya sea caminando, empujando el carrito del bebé o el carro de la compra, en silla de ruedas o de cualquier otro modo, se ven obligados a abandonar la seguridad de las nuevas aceras para circular unos metros por la calzada antes de volver a subirse a ellas.
Hay tramos donde los muros que invaden las aceras dejan apenas medio metro de ancho para poder pasar.
“Vergonzoso”
Los vecinos consideran que es algo “vergonzoso” y sostienen que “esto se debe a que desde el Concello no negociaron con los propietarios y no expropiaron donde fuera necesario para poder completar las aceras y dejarlas en condiciones dignas”.
Esto es así, aducen los damnificados, a pesar de que “en algunos puntos apenas habría que recortar medio metro de un muro que no sirve de nada para poder trazar las aceras, y en lugar de eso se respetan esos obstáculos y se mantienen importantes barreras arquitectónicas para la población que, además, afean enormemente la obra recién estrenada de la avenida de Beiramar”.