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Los vecinos lamentan que la avenida de Beiramar siga a medio gas

Un vehículo circula por la calle, aún en obras. M. Méndez

Hace días se publicaba que, a pesar de que continuaba en obras, la avenida de Beiramar había recuperado la circulación rodada, aunque solo fuera parcialmente y en sentido de entrada a la villa de O Grove, es decir, desde el puente de A Toxa hacia el puerto y la estación de autobuses de O Corgo.

Ahora los vecinos abundan en ello preguntando “por qué se tarda tanto en completar lo que iban a ser los últimos flecos que faltaba por acometer”, al igual que quieren saber “cuándo se abrirá definitivamente al tráfico” este importante vial llamado a hacer las funciones de circunvalación de la villa grovense.

Una de las zonas donde se acumula agua. M.M.

Sorteando vallas

Lo cierto es que el tránsito sigue estando restringido y los vehículos avanzan sorteando vallas de obra esparcidas por todas partes.

Y lo hacen mientras los operarios siguen acondicionando las tapas de registro de las canalizaciones subterráneas y completando la instalación de aceras, entre otras cuestiones.

Señalización horizontal

Pero aún falta la señalización horizontal, que incluye la delimitación de los pasos de peatones habilitados, y muy especialmente, la de aquellos que se han habilitado a modo de badenes, para que los vehículos circulen a una velocidad adecuada.

Por ahora sigue operativo un solo carril. M.M.

El pintado también debe servir para trazar las nuevas zonas de estacionamiento, habilitadas después de que en algunos tramos hubiera que recortar parcialmente el paseo marítimo de Beiramar.

Jóvenes patinando

A la espera de que se abra al tráfico de una vez por todas, hay vecinos –sobre todo jóvenes– que se dedican a patinar por la calzada y otros que aprovechan para protestar por el estado de esa capa de rodadura, ya que dicen haber detectado ciertos “errores”.

Jóvenes patinando por Beirarmar. M.M.

Quienes así se manifiestan sostienen que se han dado cuenta de que en días de lluvia se forman grandes balsas de agua en diferentes zonas –tanto de rodadura como de estacionamiento–, por lo que consideran que pueden resultar peligrosas cuando la circunvalación sea una realidad.

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