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Bateeiros arousanos durante el proceso de recolección de cría.Iñaki Abella

La cría que crece en las rocas del litoral, garantía de la calidad genética del mejillón

En plena “guerra de la mejilla”, cuando la campaña de recolección de esa semilla de mejillón agoniza, y mientras los bateeiros defienden el derecho que les asiste, por ley, a recolectarla en las rocas del litoral atlántico, la comunidad científica defiende la captación de esa cría desarrollada de forma natural como sinónimo de calidad y origen del afamado “oro negro” de las bateas gallegas.

Son muchos los informes que se refieren a la importancia de preparar los ciclos de cultivo de los viveros flotantes a partir de la mejilla obtenida de forma natural, tanto si se “apaña” en las rocas más golpeadas por el océano como si es captada en las cuerdas colectoras que cuelgan del emparrillado de las bateas.

Al igual que son, cada vez más, las voces que ponen en entredicho la posibilidad de producir semilla de mejillón en “hatchery” (criadero), al entender que resulta del todo inviable obtener la cantidad de cría necesaria y que ésta no gozaría de la misma calidad genética.

En relación con la obtención de esa mejilla que es preciso conseguir para realizar su “encordado”, es decir, para preparar las cuerdas de cría en las que crecerá el molusco, el departamento de I+D de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia deja clara su firme apuesta por lo que define como “artesanía natural”.

Se refiere al conocido ciclo de producción del mejillón que se desarrolla en Galicia siguiendo la técnica tradicional del cultivo en batea, en el que se incluye, precisamente, la fase de recolección de la cría.

Cuestionan la capacidad de abastecimiento de semilla producida en criadero | La DOP reivindica “el proceso circular que se inicia con el desove en las bateas y continúa con la fijación de las larvas en el litoral rocoso”

Un “proceso circular que se inicia con el desove del mejillón en las bateas y continúa unas semanas después en el litoral rocoso donde las pequeñas larvas encuentran un ambiente perfecto para su fijación”, antes de seguir adelante con la recolección de esa cría en la costa o en las cuerdas colectoras, devolviendo así ese pequeño mejillón a las bateas para crecer hasta convertirse en adulto y desovar, comenzando así un nuevo ciclo.

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Así recolectan mejilla los bateeiros de ArousaI. ABELLA

Dicho de otro modo, que la mitilicultura gallega depende de “una semilla natural de una especie autóctona” y los tiempos o ciclos de cultivo “vienen determinados por la propia biología del mejillón, asegurándose que se reproduce en las bateas antes de su comercialización”, explican en el Consello Regulador que preside Lina Solla.

"Los ciclos de cultivo vienen determinados por la propia biología del mejillón, asegurándose que se reproduce en las bateas antes de su comercialización”

Departamento de I+D de la DOP Mexillón de Galicia

Es ese proceso natural, considerado como “la mejor garantía de sostenibilidad posible para la acuicultura gallega del mejillón”, el que defiende a ultranza su departamento de I+D, especialmente ahora que es tiempo de recoger cría y se habla desde algunos sectores ajenos al bateeiro de la necesidad de encontrar alternativas para producirla en tierra (criaderos) y suministrarla a los bateeiros.

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Un "pelotón" de 140 bateeiros de Arousa exige coger mejilla en CangasFARO DE VIGO

“Cantos de sirena”

Incluso se plantea la obtención de semilla genéticamente seleccionada, para que pueda resistir mejor los ataques de las biotoxinas o que sea capaz de crecer más rápidamente, entre otras supuestas virtudes que el departamento de I+D de Mexillón de Galicia define como “cantos de sirena”.

Desde el mismo, bajo dirección de la bióloga Ángeles Longa, replican que recurrir a la producción industrial de cría es, además de inviable, una forma de “desvincular el cultivo de los ciclos naturales”.

Almeja japónica

Y es que el uso de las conocidas “hatchery” está indicado “cuando se quiere introducir y fomentar el cultivo en Galicia de una especie foránea, como puede ser la almeja japonesa, o bien cuando no hay garantías de suministro abundante y regular de semilla natural debido a las condiciones del medio”, plagas, sobreexplotación u otros factores semejantes.

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Descarga de mejillón en ArousaMANUEL MÉNDEZ

Pero “la realidad es muy distinta” en el caso del mejillón, ya que las costas gallegas se caracterizan por su abundancia, “de ahí que hace más de cien años se recogiera mejilla para ser engordada en los viveros catalanes”.

Esa abundancia se debe a “unas condiciones oceanográficas y climáticas que hacen de las rías un inmejorable criadero natural de mejillón”, de tal forma que usar exclusivamente esa semilla natural, sin depender de criaderos y/o laboratorios, “nos permite mantener la máxima variabilidad genética” y, en consecuencia, “garantizar una importante capacidad de adaptación para nuestro cultivo”.

Mejilla tras ser recogida

Los genes adecuados

Lo que quieren decir Ángeles Longa y su equipo, es que los mejillones que crecer en las rocas y en las bateas conforman “una única población que agrupa a individuos muy diversos, por lo que siempre habrá un número suficiente de individuos con genes adecuados para enfrentarse a cualquier cambio significativo en el ambiente”.

Dicho de otro modo, que “los individuos mejor adaptados se verán favorecidos a la hora de reproducirse y actuarán como progenitores de las siguientes generaciones, asegurando así la continuidad del cultivo”.

“Fortaleza y resiliencia”, el ejemplo del "Prestige"

Se trata de una forma natural de garantizar una variabilidad genética sobre la que se asienta “buena parte de la fortaleza y resiliencia de nuestro mejillón”.

Como ejemplo de ello, la DOP cita el hundimiento del petrolero “Prestige”, cuando el chapapote causó estragos en la costa gallega y el mejillón “fue el primer habitante del intermareal que logró recuperarse”.

Así recolectan mejilla los bateeiros de Arousa

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Frente al cambio climático

Lo hizo gracias a la riqueza de sus genes, también reconocida por los investigadores de la Universidade de Vigo y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Estos últimos dieron cuenta recientemente de “la enorme variabilidad genética” que, según el departamento de I+D de Mexillón de Galicia, “hace de nuestro mejillón un animal único, capaz de resistir tanto a la contaminación como a diversidad de patógenos y a la acidificación provocada por el cambio climático”.

La recolección se encuentra en un momento decisivo

La campaña de recolección de la semilla de mejillón (mejilla) se lleva a cabo en Galicia desde el pasado 1 de diciembre y finaliza, teóricamente, el próximo día 30. Aunque lo habitual es que la Consellería do Mar conceda una prórroga para que el sector pueda acceder a la cría existente en el litoral gallego hasta finales de mayo.

Es ahora cuando la recolección se encuentra en pleno apogeo, por lo que puede decirse que el sector mitilicultor atraviesa un momento estratégico, ya que de esa semilla va a depender la siguiente campaña.

Mexillón de Galicia explica este proceso diciendo que en las bateas que pueblan las rías “millones de machos y hembras de mejillón cultivado sueltan los gametos en el mar, donde se produce la fecundación, dando origen a larvas que se fijan a las rocas, garantizando un muy alto nivel de biodiversidad genética de la población y el reinicio del ciclo natural”.

Lo que hacen los bateeiros, “jugándose su integridad física, como los percebeiros, es saltar a las rocas más batidas del litoral para recoger la semilla utilizando rasquetas”, indica el Consello.

10.000 millones de progenitores al año

El departamento de I+D de Mexillón de Galicia estima que cada año son, como mínimo, unos 10.000 millones de mejillones los que se convierten, tanto en las cuerdas colectoras de las bateas como en las rocas de todo el litoral, en progenitores de las siguientes generaciones.

Bateeiros arousanos durante el encordado de cría.

Al analizar su papel deja claro que la riqueza genética de ese molusco que se reproduce de forma natural está a años luz de la que pueda atesorar la semilla obtenida en los criaderos, ya que ésta “provendrá del cruce de unas pocas decenas de reproductores, reduciendo así el patrimonio genético de la población en cultivo y, con ello, disminuyendo su capacidad adaptativa y de supervivencia en el entorno natural”.

Y es que en el cultivo en “hatchery” pueden desarrollarse “fenómenos de deriva genética”, al igual que puede suceder que las larvas se adapten al ambiente propio de un criadero, que nada tiene que ver con las condiciones naturales de una ría.

Los procesos de encordado y desdoble

La cría recogida en las rocas del litoral y la conseguida mediante las cuerdas colectoras que entre marzo y junio se instalan en las bateas –especialmente diseñadas para que las larvas de mejillón se adhieran a ellas– es sometida al conocido como “encordado”.

Para este proceso es recomendable emplear semilla de uno o dos centímetros que, tanto si es en la cubierta de las embarcaciones auxiliares de acuicultura como en las bateas, se usa para confeccionar las “cuerdas de mejilla”.

La tarea consiste en sujetar esos ejemplares alevines envolviéndolos –manualmente o con encordadoras– en las cuerdas que se colgarán del emparrillado.

Para ello se usa una fina red biodegradable de rayón. Esto permite que la semilla empiece a crecer y acabe sujetándose por sí misma a la cuerda, con ayuda del biso. Cuatro o seis meses después, dependiendo de la zona de que se trate, tendrá el tamaño suficiente para afrontar el “desdoble”, unos cinco centímetros.

Esta técnica consiste en izar las cuerdas de mejilla y deshacerlas o desdoblarlas en cubierta para encordarlas de nuevo, pero con menor densidad. Cada cuerda de cría se convierte en dos o tres de desdoble, para evitar desprendimientos –a causa del peso– y que los juveniles sigan creciendo hasta alcanzar la talla comercial.

Todo ello, junto a posibles episodios de endogamia, son algunos de los temores expuestos por el Consello Regulador, al considerarlos problemas frecuentes en tales instalaciones.

El resultado de todo ello son “cambios involuntarios en el genoma y la erosión del patrimonio genético de las poblaciones cultivadas, lo que reduce la eficacia biológica de estas poblaciones en el entorno natural”, advierte Mexillón de Galicia.

Sin olvidar “otras problemáticas que sufren los cultivos que dependen de la semilla de 'hatchery', como son los parones o también los altibajos en el suministro de cría debido a problemas patológicos y mortandades”, además de “existir un mayor riesgo de introducción de patógenos y de especies exóticas asociado al movimiento de esa semilla”.

"Es un animal único, capaz de resistir tanto a la contaminación como a diversidad de patógenos y a la acidificación provocada por el cambio climático”

DOP Mexillón de Galicia

Dependencia

Por si todo esto no fuera suficiente, “depender de la semilla de criadero supondría que los productores tendrían también una dependencia de terceros”, aclaran en el departamento de I+D.

Bateeiros arousanos en busca de cría.

Por el contrario, estar a expensas de la semilla adherida a rocas o cuerdas “supone convivir con fluctuaciones naturales del recurso y armonizar los tiempos de cultivo con los ciclos naturales”, espetan.

De lo que se trata, en resumen, es de apostar por esta fórmula y potenciarla “a partir de un mayor y mejor conocimiento del entorno y del organismo cultivado, buscando la máxima estabilidad en el suministro de semilla sin erosionar el patrimonio genético”, sentencian desde el Consello Regulador de la DOP Mexillón de Galicia.

Los bateeiros encordan mejilla

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Unos 18 meses de espera hasta lograr el producto final

A partir de la recolección y encordado de mejilla, los bateeiros tendrán que esperar aproximadamente un año y medio hasta obtener el producto comercial que buscan, dependiendo del tamaño que quieran comercializar y de la zona en la que se sitúe la batea, ya que no todas reciben los mismos nutrientes, de ahí que no en todas crezca al mismo ritmo.

En el Consello Regulador detallan que, cuando el mejillón alcanza la talla comercial “las cuerdas son retiradas del agua con la ayuda de la grúa e izadas al barco”, donde se procede a su selección por tallas y se introduce en sacos plásticos, listo para su traslado a las depuradoras, cuando se trata del llamado mejillón de fresco, el cual se limpia con abundante agua de mar en cuanto sale de la batea.

Si es molusco destinado a su comercialización para industria –conserveras y cocederos–, lo que se hace tras limpiarlo es trasladarlo a puerto a granel, en lo que se conoce como “barcadas”.

Tras determinar que cumple los parámetros de calidad y rendimiento, las grúas de los muelle y camiones se ocupan del traslado final.

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