Las denominadas "mareas rojas" son uno de los principales quebraderos de cabeza de los bateeiros. Pero sería posible criar mejillones que acumulen menos toxina. De ese modo, los periodos de cierre de los polígonos de batea se reducirían, lo que permitiría vender más tiempo a lo largo del año.

Una revolución de la que habló ayer por la tarde en el Auditorio de Catoira Paulino Martínez, un profesor de la Universidade de Santiago que lleva tiempo investigando la aplicación de la genómica a la acuicultura.

Catoira acoge desde el lunes y hasta mañana jueves un curso de la Universidade de Vigo sobre genética. Paulino Martínez explicó en su ponencia de ayer que en el transcurso del proyecto Epitox, en el que participaron la universidad compostelana y el Centro de Investigacións Mariñas (CIMA) de Vilanova llegaron a la conclusión de que las técnicas modernas de la genética ya permiten encontrar y separar individuos capaces de acumular menor cantidad de toxina.

Eso podría suponer un avance considerable para el sector, aunque Martínez aclara que para ello "sería necesario cambiar de forma sustancial los métodos de producción", dado que en vez de recolectar la semilla en el medio natural, como se hace ahora, ésta se criaría y comercializaría a través de "hatcherys", o criaderos.

Acuicultura multitrófica

Paulino Martínez indicó asimismo que una de las tendencias que se están imponiendo en el mundo de la acuicultura es la sostenibilidad, y que uno de los caminos para lograrla es la llamada acuicultura multitrófica. Esta consiste en aprovechar los subproductos, como los restos orgánicos, de una producción a otra. A modo de ejemplo, señala que los restos de un criadero de peces podrían utilizarse para la cría de los moluscos o los crustáceos, imitando lo que ya sucede en el medio natural.

Este tipo de producción todavía están en pañales en Galicia, si bien en Andalucía o el Levante ya está relativamente extendida por la importancia de la producción de la lubina. Martínez señaló que se espera que en 2050 dos tercios de los productos del mar que se consuman en el mundo procedan ya de la acuicultura, siendo solo un tercio procedente de las pesquerías en el medio natural. "Las pesquerías ya no satisfacen la demanda de la población mundial, y la acuicultura está compensando esa carencia", indica el experto.

Así, animó a aprovechar las ventajas que la genética ofrece para mejorar las producciones.