Los arqueólogos observan tres etapas diferenciadas en el yacimiento si bien del primer asentamiento tardorromano intuyen que pudo consistir en un pequeño poblado con producción asociada a los restos de un horno encontrado en el centro de la nave de la iglesia. Agregan que en el siglo V, con la cristianización del Imperio Romano, se elevó una pequeña iglesia basilical de planta rectangular, y entre los siglos VIII y IX, bien por un incendio o por la necesidad de ampliación el templo, se levanta una iglesia altomedieval de cabecera cruciforme a la que se adosa una sacristía y una capilla lateral.