Las inundaciones son como el pan de cada día para los vecinos de A Devesa. Ya están preparados para ellas. Cuando ven subir el cauce tapian sus casas para evitar que les entre el agua. El último episodio grave se produjo en enero de 2014. El día de Reyes les trajo un regalo nada agradable. La aldea quedó cercada tras el desbordamiento del río Soutiño. Aunque la prevención de los vecinos evitó daños mayúsculos, el agua sí entró en la capilla de los Desamparados y también en varias viviendas situadas en el borde de la carretera PO-548. Sótanos, garajes e incluso hogares se vieron perjudicados, así como terrenos y parcelas colindantes. Fue una de las riadas más graves de las últimas décadas en la zona e hizo que se reactivase la demanda de nuevas obras para ampliar la capacidad hidráulica del río Soutiño. La Xunta "tiene que tener en cuenta que hay muchas viviendas afectadas", afirmaba entonces el alcalde, que apremiaba a la administración autonómica a tomar medidas.