El trabajo de resinero tiene fama de ser muy duro porque tienen que echar mucho tiempo en el monte en pleno verano, soportando temperaturas muy altas, y la labor en sí también tiene sus exigencias físicas. Sin embargo, Edgar Fernández niega que sea tan duro. "Está claro que hay que tener vocación y ganas, y que si no te gusta el monte o la naturaleza no te puedes meter a esto. Pero puedo decir que en nuestra empresa también hacemos desbroces y limpiezas en el monte, y que eso es mucho más duro que resinar".
José Antonio Rodríguez, por su parte, espeta que "es un trabajo muy libre".
En Castilla-León o Extremadura es un oficio mucho más extendido.