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Vilagarcía dentro de un destino

El Eixo Atlántico divulga los valores naturales, paisajísticos y patrimoniales de la localidad dentro de una guía sobre las quince ciudades de Galicia y Norte de Portugal

La isla de Cortegada es uno de los recursos turísticos por excelencia // INoé Parga

Vilagarcía tiene cabida en la guía de peregrinación a Santiago de Compostela a través de la Ruta Xacobea do Mar, aunque de un tiempo a esta parte se promueve también un itinerario por tierra que incluye entre otras joyas arquitectónicas, el monasterio de Armenteira o la iglesia de Sobrán.

El Eixo Atlántico acaba de publicar la guía "Dos países, un destino" en el que la comarca de O Salnés tiene un enorme peso específico, no en vano la leyenda recuerda que Santiago apóstol llegó a Compostela en una barca de piedra remontando el Ulla.

Y aunque no fuera cierto, si lo son los valores patrimoniales y naturales que se pueden descubrir en un viaje inspirado en este arraigado aspecto espiritual. Así las referencias al buen vino, a la naturaleza, a la cultura ocupan importantes espacios en esta guía que dirigió Xoán Vázquez Mao.

El primer capítulo se centra en el oro líquido de O Salnés, a la sazón, el buen albariño. En este capítulo dedicado al enoturismo, la Denominación de Origen Rías Baixas se convierte en el reclamo a los viajeros. "Esta ruta se sitúa en un marco incomparable de rico patrimonio cultural e histórico. El viajero tiene a su paso excepcionales zonas de viñedo, costa bañada por playas naturales, verdes paisajes, marismas, parajes rurales y un gran número de iglesias y pazos".

Tras la introducción genérica, recomienda al lector que conozca Vilagarcía, que define como una ciudad "de una arraigada tradición marinera".

Expone asimismo que en el término municipal se asienta la "Bodega Maior de Mendoza", donde "puede conocerse como se elabora este albariño".

Agrega que también destaca Vilagarcía "por ser tierra de arraigada nobleza como muestra el buen número y calidad de sus pazos". De hecho, incluye la ruta de los pazos con Vista Alegre, Rubiáns, Sobrán y Rial, entre los más relevantes.

Se pone también de manifiesto el hecho de que "Vilagarcía es una ciudad que hizo de una planta traída de Japón, la camelia, una enseña de la que presume anualmente con la exposición internacional.

No se olvida en la referencia de la isla de Cortegada "que ubicada al fondo de la Ría de Arousa contiene un alto valor ecológico, con un espectacular bosque de laureles".Aunque tópico se recuerda que forma parte del parque nacional marítimo terrestre de las Illas Atlánticas.

Precisamente en el capítulo dedicado a este parque nacional, declarado como tal en 2002, resume que Cortegada tiene una superficie de casi 42 hectáreas, de las cuales 39 corresponden a la isla y el resto a los islotes Malveiras, Briñas y Con.

Enfatizan en el hecho de que cuenta con un alto valor ecológico por su espectacular bosque de laureles, el más extenso del sur de Europa, donde se contabilizan hasta catorce especies endémicas.

Se recuerda que la isla estuvo habitada hasta finales del siglo XIX y cometen el error de subrayar que "a partir de entonces se convirtió en pazo de verano del rey Alfonso XIII y, por lo tanto pasó a la Casa Real española". En este sentido es de indicar que nunca se construyó tal residencia, y que todavía se conservan las ruinas del antiguo muelles y de la capilla del siglo XVII, además de otras viviendas.

Respecto a las visitas, indican en la guía que se puede llegar a través del mar siguiendo la ruta del marisqueo de Bamio -conocido como Camiño de Carro-. Agregan que la entrada en la isla está restringida, pero se puede conseguir permiso a través de Parques Nacionales o bien a través de la única empresa autorizada para realizar visitas guiadas.

Aunque fuera del territorio vilagarciano, también mencionan la isla de Sálvora que pertenece al Ayuntamiento coruñés de Riveira. Explican que forma parte de un archipiélago que destaca por su extensión; dos kilómetros de ancho y una superficie de 190 hectáreas.

En la referencia histórica subrayan que en 1770, el industrial Jerónimo Hijosa, estableció la primera industria de salazón de la ría. Por eso, la isla conserva en su interior un diminuto pueblo abandonado en el que vivieron alrededor de 60 personas, estando habitado hasta 1972.

Hacen referencia a su accidentada orografía, con la curiosidad de que cuenta con dos colinas, el Alto de Milreu, de 34 metros, y As Gralleiras, de 70. Destacan sus arenales conocidos como Area dos Bois y Del Castillo. En el sur de la isla destaca el Faro de Sálvora.

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