Todos cometemos errores, solo que a lo peor a veces intentamos justificarlos. Es lo que sucedió a partir de los años sesenta del pasado siglo con el río Gafos: sepultado, contaminado, edificadas las orillas, convertido en una alcantarilla... Una degradación que se intentó maquillar de pretendido progreso y se llevó por delante buena parte del patrimonio cultural ligado a este espacio natural.

El ex parlamentario Roberto Taboada apunta a la segunda mitad del siglo XX como el "periodo del desastre" del Gafos. Con anterioridad el Toxal, Cocho, río da Taboada etc (los especialistas registran hasta una decena de nombres por los que es conocido el cauce desde su nacimiento en Boullosa, en la parroquia de Figueirido) había sido clave para las comunidades rurales, que utilizaron sus fértiles riberas para la producción de madera, castañas o hierba con la que alimentar el ganado.

También fue esencial en la vida de la ciudad de Pontevedra. La villa capitalina había prohibido lavar la ropa en el Lérez y los lavaderos públicos del Gafos se convirtieron durante décadas en punto de encuentro de numerosas mujeres.

Éstas acudían para hacer la colada y también para recoger agua del río, ya que hasta finales del siglo XIX la ciudad no contó con agua corriente en ninguna casa. De hecho, la primera vivienda en disponer de esta comodidad fue, en el año 1897, el palacete Mendoza.

Las imágenes de las lavanderas en el río son unas de las más repetidas en la colección que se exhibirá a partir del próximo día 15 en el Teatro Principal.

La muestra, que llevará por título "O río esquecido", mostrará al público hasta el 9 de enero un total de 98 imágenes. Éstas testimonian los momentos de esplendor del río: los lavaderos en los que se cuentan hasta una decena de mujeres trabajando simultáneamente, los molinos, los cultivos.

Los pontevedreses que hoy cuentan con aproximadamente 50 años recuerdan perfectamente como sus vecinas o madres acudían a lavar al Gafos. Varios de estos lavaderos llegaron a contar con luz eléctrica y fueron retratados (caso del lavadero de O Peilán) desde finales del siglo XIX.

Otra serie de imágenes se detiene en la historia de degradación. Ésta arrancó a mediados del siglo XX y en la década de los sesenta se decidió canalizar más de medio quilómetro del cauce, una agresión a la que se sumarían en los años siguientes desde la contaminación generalizada (por ejemplo la fotografiada en Monte de Taco en 1985) a los vertidos puntuales (en la muestra figurarán, entre otros, los de Tomeza en 1995) o la maleza que invadió el cauce durante años.

También se incluirá un mapa con las principales fuentes históricas de la ciudad, desde A Santiña a Mollabao o la Fonte de Blas, que constituían alternativas al Gafos para el abastecimiento de agua a los vecinos.

Las imágenes proceden de la colección particular de Roberto Taboada Rivadulla. El ex parlamentario ha recopilado durante los últimos 5 años todo tipo de testimonios gráficos sobre el río.

A mayores, colaborarán en la muestra particulares e instituciones como el Museo de Pontevedra, que aportan fondos y esfuerzos para traer a la memoria la historia de un río que solo en esta década (y gracias en gran medida a la iniciativa ciudadana, en especial de la asociación Vaipolorío) ha podido iniciar una tímida recuperación. Con razón alguien dijo que el hombre se precipita en el error con más rapidez que los ríos corren hacia el mar.