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La cifra de nacimientos de madres de 35 o más años se dispara un 70% en una década

Los bebés de estas progenitoras suponen ya el 42 por ciento de todos los nacidos en la comunidad en el último año - En 2004 apenas representaban una cuarta parte del total

Galicia se está convirtiendo en una tierra añosa. Falta savia nueva con la que reemplazar a las generaciones que van envejeciendo y, si no se ataja la crisis demográfica, en 2051 se cumplirán las previsiones más pesimistas: un millón de habitantes menos. En 2014, nacían en la comunidad siete niños por cada mil habitantes y la media de hijos por mujer era de 1,07, la mitad de lo necesario para garantizar el relevo. Se acumulan ya 27 años con más defunciones que nacimientos, mientras cada año que pasa se retrasa un poco más la edad a la que las mujeres deciden ser madres. Así, en solo una década, se elevó un 70% el número de nacimientos de gallegas con 35 o más años.

En 1975, los albores de la Transición, la situación demográfica de Galicia apuntaba perspectivas halagüeñas: la media era de 2,4 hijos por mujer, de sobra para asegurar que una nueva generación podría recoger el testigo de la anterior, y las gallegas se animaban a estrenarse en la descendencia a los 24,6 años de edad. En 2014, casi cuatro décadas después, las tornas habían cambiado completamente y el primer hijo llega prácticamente siete años después.

Pero no hace falta remontarse hasta tan atrás para constatar un cambio que se produce gradualmente. En la última década, según los datos recopilados por el Instituto Galego de Estatística, la cifra de nacimientos de una madre con una edad igual o superior a los 35 años pasó de los 4.885 contabilizados en 2004 a los 8.304 registrados durante el año pasado, es decir, un 70% más.

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Pero no solo se incrementan los recién nacidos de madres en esta franja de edad. Además, los bebés que nacen de estas progenitoras ganan cada día más peso sobre el total, lo que refleja también el peso de aplazar la decisión. Si hace diez años no llegaban a representar ni una cuarta parte de los neonatos (y si nos remontamos hasta 1996 suponían poco más del 13%), los números que presenta el IGE del año pasado permiten constatar que ahora suponen ya el 42,5% de los gallegos que vienen al mundo, que fueron 19.559 en 2014. Además, ese total de nacimientos es otro dato preocupante, ya que la comunidad encadena seis años de caída de la natalidad.

La progresión de los nacimientos de madres de 35 o más años, que desde 2000 fue ganando peso porcentual punto a punto o dos puntos por año, sobre todo a partir del inicio de la crisis, en 2009, hasta superar el 40% en 2013, está asociada a otro dato: el del continuo incremento de la edad a la que las gallegas deciden tener su primer hijo y el de la edad media de la maternidad. El año pasado las madres habían cumplido 31,3 años cuando tuvieron su primer vástago y la edad media de la maternidad en Galicia ascendió a los 32,4 años. De hecho, 77 de cada recién nacidos tienen una progenitora que ya dejó atrás la veintena.

Eso ocurre con el sesgo que introducen las extranjeras, que son más precoces y forman familia antes de los 27. Si se analiza solo el parámetro en las gallegas, sube a 31,6 años la cita para el primogénito y a 32,7 la media de acceso en general a la maternidad.

También la edad del matrimonio se retrasa y la propia ceremonia va en decadencia en un contexto en el que las madres no casadas suponen el 40% del total, como ocurría el año pasado. Si en 2004 el porcentaje las esposas tenían 35 o más años en el momento de las nupcias, diez años después el peso de este grupo de edad se ha más que duplicado y ahora suponen el 38% de las novias. Lo mismo ha ocurrido en el caso de los varones, que ahora tienen 35 cumplidos o más la mitad de las veces que pasan por vicaría cuando diez años atrás este grupo representaba una cuarta parte.

Expertos en demografía resaltan que la baja natalidad gallega se debe a que faltan mamás y recursos. Así, por una parte, señalan que el contingente de mujeres en edad fértil se ha reducido en la última década en Galicia en más de un 10%. Además, el retraso en tener hijos hace que "estadísticamente" haya menos posibilidades de tener más, como apunta Rafael Vallejo, profesor de Historia e Instituciones Económicas en Vigo. "El escenario socioeconómico el que estamos desincentiva aún más la natalidad en una estructura demográfica ya deteriorada donde hay un comportamiento asentado de baja fecundidad", explicó este especialista a este diario. A juicio de los demógrafos, se necesitan soluciones de largo recorrido" que pasan, sobre todo, por la conciliación familiar y laboral, alargar las bajas de maternidad y paternidad y facilitar el acceso a la vivienda y el empleo.

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