Una actuación humanitaria de varios agentes con destino en Ourense del Cuerpo Nacional de Policía impidió que una mujer de 21 años de edad pusiera en peligro su vida. Los funcionarios llegaron a encaramarse a una ventana y se entregaron en la medida de lo posible para impedir que la joven se arrojara a la vacío o se auto infligiera lesiones con un cuchillo.

Ocurrió a plena luz del día, causando la expectación de los vecinos de la calle Ervedelo, que dieron aviso a la Comisaría. Un total de seis agentes acudieron al lugar de los hechos en tres vehículos policiales. Pasaban 20 minutos de las 12 del mediodía de este lunes y se encontraron con una escena que hacía temer por la vida de una joven de nacionalidad brasileña. La mujer se había encaramado a una ventana manifestando su intención de arrojarse al vacío.

Una vecina del segundo piso indicó a dos de los agentes que la chica se encontraba subida a una ventana de su vivienda de la cuarta altura, pendiendo sobre el patio interior del inmueble. La testigo permitió la entrada a los funcionarios, que subieron a toda velocidad por las escaleras hasta tener contacto visual con la mujer.

Según relataron después los policías, la chica estaba sentada de espaldas hacia el vacío, con un cuchillo de cocina en la mano derecha, y amenazando a gritos con arrojarse al patio. Varios familiares de la joven se encontraban en la vivienda y abrieron la puerta a la Policía. La mujer había cerrado con llave la puerta de su vivienda.

Dos de los policías contactaron con la víctima a través de la ventana que accede al patio desde las escaleras. La joven aseguró que no abriría la puerta porque su intención era tirarse. Advirtió con que lo haría si alguien intentaba llegar a ella.

En vista de la situación, parte del operativo decidió solicitar la presencia inmediata de los bomberos así como de una unidad de emergencias sanitarias. Mientras, dos de los agentes se prepararon en el interior del inmueble para echar la puerta abajo en caso de ser necesario.

Una pareja no dudó en encaramarse a la ventana. Uno de los efectivos tuvo que deslizarse por ella para tener una visión directa y próxima de la víctima. En su movimiento llegó a romperse la camisa del uniforme en la parte inferior del escudo policial.

Debido a la gran presencia de vecinos en las ventanas del patio de luces, quienes trataban de que la chica desistiera, el agente los instó a retirarse para poder mantener una comunicación fluida y única con ella. Logró entablar una conversación y captar la atención de la joven. El policía logró que arrojara el cuchillo al suelo de la habitación.

Víctima y rescatador estuvieron hablando unos 20 minutos. La chica, tutelada por una tía por un problema psíquico (ambas de nacionalidad brasileña), accedió a abrir la puerta a dos policías. En el momento en que entraron en la habitación se fundió en un abrazo con ellos. Dijo que odiaba estudiar donde está inscrita.