Los integrantes de la Junta de Tratamiento de la prisión de Pereiro de Aguiar y el juez de vigilancia penitenciaria negaron, alegando entre otras cuestiones, evidentes motivos de repercusión social, el primer permiso de salida solicitado el pasado mes de junio por Ana María García, condenada a 21 años de prisión en 2006 por la muerte de su hija Erika en O Carballiño, cuyo cadáver fue hallado en un contenedor de basura. Los hechos tuvieron lugar en mayo de 2003 y por este motivo también permanece en la cárcel de León Luis Piñón, padrastro de la pequeña.

Así lo manifestaba ayer a FARO Isabel García, tía de la pequeña fallecida por las heridas causadas tras una brutal agresión sexual y víctima de continuos malos tratos, recordando que hace unas semanas su hermana formuló una segunda solicitud para salir al exterior, que también le fue denegada por los responsables del centro penitenciario. Sin embargo, todavía está pendiente la decisión judicial.

Isabel explicó que Ana María ha cumplido ya la cuarta parte de la condena impuesta por la Audiencia Provincial de Ourense, por lo que está en todo su derecho de pedir permisos. Sin embargo, lamentaba que el buen comportamiento de su hermana, su interés por los estudios y su trabajo en el economato "no es motivo suficiente para que pueda abandonar la cárcel durante unos días y poder reunirse con sus familiares".

Así, dijo, "no sólo han tenido en cuenta el gran impacto que causó la muerte de mi sobrina de forma tan trágica, sino que también se basan en la condena y en el tipo de delito cometido, aunque reconocen que se porta bien y no niegan que pudiera merecerse salir, aunque sólo sea por derecho".

A pesar de las dificultades con las que cuenta Ana María para salir de prisión, su hermana confía en que "podamos celebrar las navidades juntas, aunque sea con mucha tristeza".

Por su parte, Luis Piñón Montoto ingresó en prisión provisional en Pereiro de Aguiar cuando sucedieron los hechos, pero actualmente cumple condena en el centro penitenciario de León, siendo la pena de 34 años.

Aunque inicialmente los cargos contra Ana María eran de complicidad, y a pesar de negar su implicación durante el juicio, el tribunal la consideró culpable de asesinato.