Una estufa de butano provocó ayer a las 10.0 horas, un incendio en la casa Villa Paraíso sita en el número 33 de la rúa Enseñanza de Cangas, muy cerca de un colegio, afectando principalmente al fallado de la vivienda, que quedó completamente destrozado por las llamas. También sufrió daños la planta principal de la casa debido a que el suelo de la buhardilla es de madera y dejó pasar el agua que se utilizó para sofocar las llamas. Por suerte, no hubo que lamentar víctimas.

Como acostumbra a hacer en la mañana de frío como la de ayer, María Aurora Fernández (53 años) subió al fallado a encender la estufa y prepararse para comenzar su tarea diaria de coser, a la que se dedica desde hace años. Allí se acurrucaba al calor el perro de la familia, que en un despiste juguetón derribó la estufa y provocó el incendio.

Ocurrió cuando Aurora Fernández bajó a la vivienda por unos instantes a hablar con su marido, Jaime Soage (57). Ambos escucharon un golpe que procedía del fallado, pero tampoco le hicieron mucho caso. Sabían que el perro anda jugueteando por la estancia de arriba y para nada se imaginaban lo que había supuesto el ruido que escucharon. Una anciana que vive con la familia, Dolores Lagoa, fue la que dio la voz de alarma. Había salido a tender la ropa a la fincha y desde allí vio como el fuego se apoderaba del fallado.

Jaime Soage subió las escaleras lo más rápido que pudo, pero ya no pudo entrar en la estancia, llena de fuego y humo. Jaime Soage alertó a los medios de emergencia y casi de inmediato se presentaron en el lugar la Policía Local, efectivos del Grupo de Emergencias del Concello de Cangas y del parque de bomberos de O Morrazo, además de la Guardia Civil, que no tardaron mucho en hacerse con el control del incendio. Eso sí, la dueña de la casa, María Aurora, tuvo que ser trasladada en ambulancia a el Centro de Salud de Cangas, debido a un ataque de ansiedad. Los miembros del operativo lograron estabilizar la bombona de la estufa a la que se le había roto el dispositivo de seguridad.

El denso humo que salía de la vivienda alcanzó un centro escolar que está situado a unos 50 metros de distancia. Por una cuestión de precaución, más que nada, el Grupo de Emergencias del Concello de Cangas decidió desalojar las aulas de preescolar, que eran las que estaban situadas más próximas a la casa incendiada. Tambíén se notaba un fuerte holor a quemado en los pasillos. No obstante, las mediciones realizadas en el centro escolar fueron negativas en todo momento. De esta forma, los niños, que ya estaban disfrutando del recreo, plongaron media hora más el mismo, a la espera que desapareciera el humo y el fuerto olor a quemado que había llegado hasta el colegio.

Fue una medida de precaución que se realizó con total sigilo con el fin de no alarmar a los padres.