Agosto no fue un mes tranquilo para el juzgado de guardia de Cangas. Los abogados de oficio se tuvieron que multiplicar para atender las demandas que llegaban al juzgado por casos de violencia doméstica. La fría estadística apunta que se registraron 20 caos a lo largo del mes que terminó el viernes, una cifra que todos coinciden en calificar de muy alta y que algunos expertos sociólogos consultados consideran que la violencia doméstica que sacudió Cangas este mes y parte del de julio obedece a la crisis.

En la violencia que ejercen los hijos sobre sus padres y abuelos y que llegó al juzgado de guardia de Cangas este mes no se detectan agresiones física, no hay partes de lesiones, pero sí amenazas, en muchos casos reiteradas, y escándalo. Si estos casos llegan al juzgado no es precisamente por las denuncias que los padres interponen contra los hijos, sino porque son los vecinos los que acostumbran a efectuar la denuncia ante los gritos insoportables y las graves amenazas que se vierten en la discusión. La Policía o la Guardia Civil procede a la detención y con posterioridad pone al autor de la violencia doméstica a disposición judicial. Según abogados de oficio que estuvieron el mes de agosto de guardia, las demandas acaban en juicios rápidos porque en la práctica mayoría de los casos no existen agresiones, ni parte de lesiones, la violencia es sobre todo verbal.

Tras la celebración del pertinente juicio rápido, la sentencia acostumbra a ser una sanción económica, trabajos para la comunidad, y si hay algún caso grave se decreta una orden de alejamiento del hijo o nieto contra el padre o abuelo. "Son casos que la Guardia Cvil conoce, porque ya tuvieron que intervenir en otras ocasiones. Son también más frecuentes entre la población urbana que en la zona rural. Yo acostumbro a derivar estos casos a mediación familiar", manifiesta un abogado de oficio que este mes de agosto tuvo que atender cinco casos.

Los demandados por violencia de género tienen entre 20 y 30 años. "Son jóvenes que terminaron sus estudios, algunos con el doctorado hecho, y que regresan al entorno familiar, donde se producen fricciones como consecuencia de la crisis. "Los jóvenes tienen muy complicada la inserción laboral, pese a que muchos hicieron todo aquello que el sistema les pidió: acabaron la carrera, realizaron el doctorado correspondiente, pero están en paro", comenta un experto, que apunta a la crisis económica como la responsable de esta situación, convencido de que irá a mayores, ya que el mercado laboral sigue cerrado y son muy pocas las oportunidades de que los jóvenes puedan independizarse.