La procesión de Santa Ferreña, acompañada de los cabezudos de la compañía Viravolta, marcó, un año más, el pistoletazo de salida a los XIII Encontros de Música Tradicional, que llenaron ayer el entorno del Mosteiro de Carboeiro de devotos de foles, panderetas, tambores y aturuxos. La lluvia, que hizo acto de presencia durante el paso de la santa pagana y cayó intermitentemente a lo largo de la jornada, no mermó los ánimos de los romeros, de muy diferentes edades.

Más de trescientas personas participaron en la comida ofrecida por la organización, la Asociación Intercultural Santa Ferreña, –a un precio de 13 euros–, si bien otros asistentes optaron por llevarse su propio ágape y disfrutarlo, al estilo campestre, en algunos de los rincones que ofrece la zona, por la que discurre el río Deza. Ello supuso la reunión de más de medio millar de personas en el momento álgido de la fiesta. Los aficionados se sucedieron a lo largo de una jornada en la que no cesó la foliada en el privilegiado entorno cenobial trasdezano.

De modo paralelo hubo una muestra de artesanía y una exposición de calzado tradicional compuesta por zuecos modernos, creados por la artesana de Merza Helena Ferro, y ejemplares diseñados antaño para las labores del campo y para ir a las ferias o a las fiestas, además de un taller de un fabricante de zuecos. Pequeños y mayores disfrutaron, además, de juegos tradicionales, de una sesión de cuentacuentos de Celso Fernández, Celsiño, y de la representación de O galo Quirico e os seus amigos, a cargo de la compañía Seisdedos.