Periódicamente un grupo de jóvenes se reúne en el vilagarciano lugar de Cornazo para jugar a la guerra. No emplean pistolas de agua, palos ni piedras, y quien los vea por primera vez sin conocer los detalles del deporte que practican probablemente se lleve un buen susto. La realidad, no obstante, es que pese al extremo realismo del airsoft, esta afición no es más que un divertimento.

Alrededor de veinte mayores de 18 años integran el Grupo de Airsoft Vilagarcía de Arousa. Se trata de un colectivo que, en una finca privada, se dedica a simular misiones militares empleando réplicas exactas de armas de fuego.

Pese a la similitud del armamento, que recrea modelos reales, no son balas lo que disparan, sino pelotas de pvc o biodegradables de entre 6 y 8 milímetros que, para minimizar el impacto, no pueden ser utilizadas a menos de cinco metros del objetivo.

El juego es similar al paintball, pero en este caso la munición no deja manchas y, según dicen los que lo practican, tampoco hace daño. Lo que no quita que en cada cita los participantes se atavíen como si estuviesen a punto de apostarse en una trinchera para combatir al enemigo.

Existen varias técnicas que pueden seguirse para practicar airsoft, pero en general siempre son dos los equipos que se enfrentan hasta conseguir capturar la bandera que da la victoria a uno de ellos.

El airsoft permite a los que lo practican meterse por un breve espacio de tiempo en la piel de un soldado profesional o del miembro de una guerrilla. Así, entre los papeles que suelen ser más habituales en este juego está desde el francotirador y el guerrillero, pasando por el médico, el especialista en asalto y el capitán hasta el tirador selecto.

Los escenarios de los videojuegos de estrategia bélica más realistas no tienen modo de competir con el airsoft. Y es que los aficionados a esta actividad se atavían para cada partida como auténticos soldados. Además, también los espacios en los que realizan sus partidas suelen acondicionarse simulando búnkers, trincheras y todo tipo de parapetos que propicien la partida.

Los miembros de Airsoft Vilagarcía de Arousa recogen una afición que tiene sus orígenes en el Japón de finales de la Segunda Guerra Mundial. En esa época se prohibió la tenencia de armas a civiles en el país nipón. Motivo por el cual comenzaron a proliferar réplicas exactas que tuvieron una muy buena acogida entre los coleccionistas.

Aunque la mayor parte de los miembros de la asociación vilagarciana son hombres, en sus filas hay también una mujer. Tanto ella como sus compañeros de juego tienen prevista una partida para mañana en el polideportivo de Guillán. Hasta allí se desplazarán con un armamento cuyo precio oscila entre los 100 y los 200 euros.

El colectivo competirá con agentes de los cuerpos de Policía Municipal, Nacional y Guardia Civil, que por un día dejarán de lado sus porras y pistolas para participar en una actividad lúdica que exige, eso sí, conocimientos de estrategia y unas condiciones físicas adecuadas.