La asociación ecologista Salvemos Pontevedra, cuya permanente pugna judicial provocó esta sucesión de revisiones de concesiones en Lourizán, esgrimió aquella resolución de Costas para reclamar la eliminación de la depuradora al entender que tanto esta planta como el emisario submarino que vierte a la ría de Pontevedra deberían tener su propio expediente de caducidad, al margen del de Ence, pues fueron recurridos en procesos judiciales distintos.

"Teniendo en cuenta que la Edar de Placeres y el emisario submarino carecen de cualquier título habilitante para ocupar y realizar sus actividades industriales (...) emplazamos a las Administraciones Públicas (...) a que den cumplimiento a la sentencia y actúen en consecuencia, procediendo a reparar un despropósito medioambiental histórico, en la ría de Pontevedra", señala la asociación.

Pero mientras el complejo de Placeres continuará en su situación actual y con una más que previsible concesión en vigor, el principal efecto de aquellas revisiones de Costas fue el derribo del campo de fútbol colindante, una demolición que corrió por cuenta de Ence para dar cumplimiento a lo establecido por la Dirección General de Costas en la resolución del expediente de caducidad de la concesión abierto el pasado año a la pastera y que tan solo declaró el final de la concesión para el emisario submarino, al depuradora y estas instalaciones deportivas.

En dicho acuerdo se ordenaba la vuelta al dominio público de estos terrenos y que Ence levantase el campo de fútbol, una vez que se hubiera asegurado que los usuarios pueden disponer de otras instalaciones adecuadas. Sin embargo, esta última condición todavía no se ha cumplido.