Con las grabaciones, de imagen o de sonido, que cada mes se realizan de los plenos, un funcionario, o varios, deben transcribir literalmente, al pie de la letra y con exabruptos incluidos, lo que se dice en los plenos para redactar el acta oficial de cada uno de ellos. Es un arduo trabajo que supone horas de escucha y tecleo. Pero con el nuevo sistema ahora en marcha esa tediosa labor podría quedar en el olvido, ya que la grabación se podría convertir en el acta oficial. Lo que hasta ahora se guarda en papel, ocupando un valioso espacio en los archivos, se podría almacenar en formato digital, más pequeño y fácil de consultar. Serían esta "videoactas" las que servirían para certificar como y quien dijo qué en cualquier sesión plenaria.