Los vecinos del entorno de la residencia universitaria acusaban ayer "cansancio" por la situación, pues estos dos años con una acera cortada, que ha quedado tapiada por la valla de esa residencia, se unen también los riesgos que esto supone para los peatones.

"La verdad es que empezamos a estar hartos, porque hay un clara situación de riesgo para los vecinos, muchos de ellos gente mayor y con problemas de movilidad, que al llegar a la altura de la residencia del campus, al estar cerrada la acera tienen que cruzar las calle dos veces, una calle con mucho tráfico para poder continua a pie", explica Antonio Alonso, vecino del entorno del campus. Reconoce que "los comerciantes se quejan también de que con estas vallas apenas le queda sitio para aparcar" explica ni para las labores de carga y descarga.