La presidenta del grupo Tragsa se convirtió ayer en la tercera ponente de este año dentro de la segunda edición del Máster en Xestión e Desenvolvemento Sostible de la Universidad de Vigo, coordinado por el profesor Xabier Lavandeira. Tras saltar de la política al mundo empresarial, Graña afronta esta nueva etapa al frente de uno de los mayores grupos públicos de España con un objetivo claro: “Dar a conocer la empresa entre los ciudadanos y que cale como sinónimo de seguridad”, afirma.

-Xestión Pública de Residuos. ¿Qué se esconde bajo el título de su ponencia?

-Un llamamiento a la concienciación ciudadana de la necesidad, o más bien obligatoriedad, que tenemos de reciclar si queremos mantener un desarrollo sostenible.

-Reciclaje y concienciación van últimamente de la mano, pero ¿están ya conciliados estos dos términos?

-No hay lugar a dudas de que el grado de convencimiento social es cada vez mayor, pero todavía queda mucho por hacer. En España falta que se introduzca aún más dentro de las grandes políticas, pero el problema no se soluciona desde las Administraciones. Sin el compromiso individual; sin la colaboración de todos y cada uno de los hogares este proceso no servirá de nada.

-¿Qué radiografía realiza actualmente en los hogares?

-Se ha avanzado mucho, pero no lo suficiente. Cada vez son más las personas que separan los residuos en su casa, pero este proceso no se resume sólo en colocar contenedores verdes, azules o amarillos. Hay que ir más allá, tanto desde el punto de vista de los hogares, como desde el compromiso empresarial. Hay que comprar y fabricar con sentido y sin producir residuos inútiles.

-¿Qué echa de menos?

-La sociedad tiene todavía una asignatura pendiente dentro del proceso de compra: los productos reciclados no convencen y aún no han calado. Este es quizás el siguiente gran paso que debe darse.

-Pero su precio es mayor. ¿No es un obstáculo en tiempos de crisis?

-Sin duda. Pero el objetivo es que la sociedad consiga concienciarse de que reciclar no es una gasto, sino una inversión de futuro. Si aumenta la demanda, se reducirán los costes de producción y el precio. Si no damos este paso en algún momento, iremos hacia una situación insostenible.

-¿Qué incentivos propone?

-Más que incentivos hay que ver los perjuicios que se ahorrarían si se descartaran aquellos productos que generan residuos innecesarios y que no aportan ningún valor añadido al producto. Una colonia no tiene más cantidad por venir en un gran envase de plástico, por ejemplo.

-¿Cuál es su peor presagio?

-Aunque pueda parecer catastrofista, peligra el mantenimiento de la sociedad del bienestar. Propondría a todo profesor que proyectara a sus alumnos la película de “Avatar”. Es un buen ejemplo de los peligros a los que estamos expuestos.

-¿Cuál es, desde su puesto de presidenta de Tragsa, el papel que le gustaría jugar?

-El compromiso de Tragsa es de más de 30 años. Quiero que la empresa se conozca entre los ciudadanos, no por catástrofes como la del Prestige, sino por que ejecutamos la mayoría de paseos costeros, como el de A Guía o próximamente el de Bouzas, en Vigo. Mi intención es que cuando alguien sepa que detrás de un proyecto está Tragsa, sienta plena seguridad.