- Se ha encargado de crear sin embargo un recuerdo que va más allá de su generación.

- Este libro es un recuerdo para toda A Estrada. Lo único que espero es que pase a la historia como pasó A Baiuca. En este año de trabajo todavía no fui capaz de decidir si voy a echar de menos A Baiuca.

- Cuenta usted en el libro un gran número de anécdotas que vivió en primera persona en A Baiuca. ¿Con cuál se quedaría? ¿Cuál es la primera que le viene a la cabeza?

- La primera que me viene siempre es la del dromedario pero la que más de cerca viví es la de la tormenta del Jueves Santo, no solo yo, sino también las 50 personas que estábamos en la grada y los 22 que estaban en el campo. Ninguno se atrevía a moverse de las gradas y los vestuarios por miedo a que nos cayese un rayo encima. Incluso a uno de los nuestros lo partió un rayo, a Antonio, de Lamiño y Puente. Recuerdo que estábamos todos debajo de la grada. Él quiso ir a los vestuarios y le paso un rayo por el paraguas. Terminó en el hospital. Fue un momento de terror y pánico. La verdad es que viví muchas cosas en A Baiuca. Fui directivo durante muchos años y pasé allí mucho tiempo. Muchas de las historias que me vienen a la cabeza están sin embargo más metidas en el ámbito de la gestión del club.