Río Frío teme la llegada de los incendios con la masa forestal pegada a las casas

Los vecinos piden al Concello que obligue a los propietarios del monte a que realicen una franja de protección junto a las viviendas

Advierten del “peligro evidente” que les afecta por los eucaliptos, pinos y acacias de gran porte

Los vecinos de Río Frío, ayer, concentrados para protestar por la cercanía de los árboles a sus casas.

Los vecinos de Río Frío, ayer, concentrados para protestar por la cercanía de los árboles a sus casas. / ANTONIO PINACHO

Antonio Pinacho

Antonio Pinacho

La llegada del calor y los primeros incendios de la temporada ha encendido las alarmas de los vecinos del barrio Río Frío, en la zona alta de Chapela, que llevan años reclamando sin éxito la tala de la masa forestal que rodea sus propiedades. Se trata de núcleo residencial ubicado junto a la Senda da Auga donde los eucaliptos, pinos y acacias, árboles de hasta 15 y 20 metros de altura, se encuentran pegados a los muros de sus fincas, por lo que advierten del riesgo que eso supone en caso de que se declare un fuego en la zona.

Ante esta amenaza junto a sus casas, han reclamado al Concello de Redondela en diversas ocasiones –desde el año 2016– que obligue a los propietarios de los terrenos forestales a que realicen una tala para dejar una franja de protección en el entorno de las viviendas. Sin embargo, hasta el momento sus quejas no han servido para nada, a pesar de la que la Lei de Prevención e Defensa contra os Incendios Forestais de Galicia obliga a mantener desbrozada una franja de 50 metros alrededor de las zonas urbanas.

Los vecinos, ayer, entrevistados por la televisión.

Los vecinos, ayer, entrevistados por la televisión. / ANTONIO PINACHO

Una treintena de vecinos se reunieron ayer junto a las casas de los afectados para expresarles su apoyo y reivindicar una actuación por parte del Ayuntamiento. Uno de los residentes de la zona, Pepe Gil, asegura que la última notificación que disponen del Concello es un anuncio publicado el pasado 21 de febrero en el Diario Oficial de Galicia (DOGA) por el que notificaron a los propietarios del monte su obligación a mantener los terrenos próximos a las casas “en condiciones precisas que eviten la erosión y los incendios” y les daba un plazo de quince días para que procedieran a la adecuada gestión de la biomasa. Trascurrido el plazo, les adviertía de que sería el propio Concello el que proceda a la ejecución subsidiaria, "bien a través de servicios propios o bien a través de una empresa contratada al efecto, repercutiendo los costes a los propietarios”.

Los afectados, sin embargo, destacan que el plazo ya concluyó hace más de un mes y todo sigue igual. “Estamos totalmente indefensos en caso de un incendio, estos árboles tan altos rodeando las casas suponen un peligro evidente, no podemos seguir esperando”, advierte Manuel Puga, otro de los vecinos.

Otra residente, María Jesús González, señala que la situación se agrava por los malos accesos a la zona. “Tenemos unos viales estrechos y como haya un incendio hasta aquí no pueden acceder los camiones de bomberos. Es una situación grave porque aquí podría morir gente como si fuéramos ratones en una ratonera”, lamenta.

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