El único refugio de animales sin hogar del Val Miñor está a salvo. La sociedad protectora Bai.Senpulgas lo trasladará a la parroquia gondomareña de Vilaza en las próximas semanas después de meses de incertidumbre sobre el futuro del servicio. La mudanza será posible tras las gestiones del alcalde de Gondomar, Paco Ferreira, que media con el propietario de una parcela ubicada en el barrio de Tercias para que se la alquile al colectivo.

El arrendamiento, cuyas condiciones están todavía por determinar, garantiza un lugar seguro a los tres perros que en la actualidad cuida la asociación a la espera de encontrarles una familia de acogida o de adopción. Por el momento, los canes habitan en una finca de Baíña, cedida gratuitamente desde hace año y medio a Bai.Senpulgas, que debe abandonarla antes de febrero ante su inminente alquiler.

Dos mil firmas de apoyo

Tras una desesperada búsqueda, con solicitudes sin éxito a los tres ayuntamientos y comunidades de montes de la comarca, el regidor de Gondomar ha atendido finalmente el llamamiento de la asociación. Dos mil firmas recogidas por Bai.Senpulgas apoyan ya la causa, así como cientos de personas que han reclamado ayuda a través de las redes sociales. El respaldo social a la iniciativa ha animado a Ferreira a intervenir. "Non os imos deixar colgados. O máis difícil era atopar un sitio adecuado e xa o temos", indicó ayer tras recibir a los directivos de Bai.Senpulgas el domingo en el Concello.

La parcela, de 6.000 metros cuadrados, dispone de cierre perimetral y de habitáculos específicos. Y es que anteriormente albergó una academia de adiestramiento de perros, según explica el alcalde, quien destaca además su idónea ubicación, "alonxada de vivendas e ben comunicada con acceso a viais".

Quedan pendientes los detalles del contrato y las cuotas, a las que Ferreira espera contribuir a través de ayudas públicas. Para ello, se plantea firmar un convenio de colaboración con la asociación. "Fan un traballo moi necesario que debemos valorar. Mesmo creo que Bai.Senpulgas pode aportar moito no senso da concienciación sobre o respecto aos animais a través de campañas escolares ou charlas", destaca Ferreira.

Por un espacio estable

El colectivo, que mantiene una treintena de perros y una docena de gatos en hogares de acogida y que ha tramitado 147 adopciones en el último año, se muestra agradecido y aliviado ante la buena noticia, pero no baja la guardia. "Esta finca resuelve un problema urgente, pero de forma provisional", recuerda su presidenta, Tatiana Álvarez Vara. "Un terreno alquilado nos viene de maravilla, pero llegará un momento en que también tengamos que dejarlo", argumenta. Lo que busca Bai.Senpulgas es una concesión de espacio a largo plazo para estabilizar su actividad como protectora, unas instalaciones para atender a todos los animales que reciben, con quirófano y servicios veterinarios adecuados. Para ello, mantendrá una reunión esta misma semana con la Mancomunidade de Montes do Val Miñor, que se ha interesado por sus reivindicaciones en los últimos días.