Entrevista | Brais Méndez Jugador de la Real Sociedad

Brais Méndez: "Las redes sociales me hacían sentir pequeño; no me aportaban nada"

El mosense reflexiona sobre episodios que vivió en el Celta en su campaña por el respeto y la salud mental

Brais Méndez opina sobre la actualidad del Celta y la posibilidad de volver a vestir de celeste en Balaídos / Pedro Fernández

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Brais Méndez se ha aliado con la ONG Igaxes en la campaña #StopOdio que promueve el respeto a través de la educación y el deporte. El mosense, especialmente preocupado por la importancia de la salud mental, ha convertido en energía positiva experiencias negativas de su pasado, como durante su etapa en el Celta. En junio, Brais organizará en Nigrán un torneo de fútbol playa dirigido a chicas y chicos de entre 12 y 16 años, además de talleres sobre estos temas. “En el Concello de Nigrán, además de Igaxe, se han portado de diez. Todo fueron facilidades”, agradece.

–Una temporada histórica para la Real Sociedad. Pero que quizá ahora, limitados a pelear por la sexta plaza, sepa a poco.

–Es cierto que hubo un momento que las ilusiones eran máximas. Estábamos en semifinales de Copa, octavos de la Champions y sextos en la Liga. Parecía que íbamos a comernos el mundo y estábamos superilusionados, tanto la ciudad como el vestuario. Las cosas se han dado así. Al final, nos ha eliminado un grandísimo equipo de la Champions (el PSG) y lo está demostrando, tras haber superado al Barça. Sí que da más rabia la Copa, con un 0-0 en la ida y la vuelta en casa. Por cómo se dio el partido, fue complicado de digerir esa eliminación. Resultó más dolorosa. Pero hay que poner todo en la balanza; no quedarte solo con el final sino con la temporada global, que es buena.

–¿Y su temporada personal?

–Estoy muy contento. Desde el primer momento que llegué aquí el objetivo era asentarme, disfrutar, dar un paso adelante y lo estoy haciendo; estoy disfrutando muchísimo, que es lo más importante para mí. Se ha dado todo alrededor y en mí para ver la mejor versión o cerca de ella y seguir creciendo.

–¿Se ve con opciones para disputar la Eurocopa? Si no, juega la selección gallega contra Panamá.

–Hay muchísimo nivel actualmente en mi posición. En general, en el fútbol español el nivel es muy alto. Es muy complicado entrar en las listas de la selección, tanto para la Eurocopa como en las anteriores. El mister ya ha dicho que tiene un núcleo muy cerrado. Sería muy raro que cambiara ahora. A todos nos hace ilusión que suene tu nombre. Y sí, está la selección gallega. Me hace ilusión. Me parece algo muy bonito. Pero a ver cómo se da. Tenemos con la Real un viaje programado para jugar en Japón. Estoy entre medio de todo.

–Obviamente sigue al Celta. ¿Qué opina de la elección de Giráldez y de una pelea por la permanencia que usted conoce bien?

–La conozco perfectamente. Sinceramente creo que era necesario. La llegada de Claudio ha devuelto ilusión; un chico de casa que conoce al Celta más que nadie y que juega un gran fútbol, como ya había demostrado en el filial y en el juvenil. Ha hecho las cosas muy bien y esa es la línea a seguir, con la gente que lo vive, que considera el club parte de su vida. Las cosas así van a ir a mejor. Ya se ha visto que los jugadores han entendido la idea al cien por cien. Quitando este último partido (contra el Alavés), que ha sido más difícil, los veo muy bien. Creo que no acabarán pasando tantos apuros quizá como la temporada pasada. Les deseo lo mejor. Para mí siempre será especial jugar contra el Celta, ha sido mi casa y aunque esté fuera, así lo sigo considerando.

Bras Méndez nos comenta la actualidad futbolística

Pedro Fernández

–Aunque sea para desgracia del propio Celta... Hay una semana de enero en el que se corta la reacción liguera y se cae en cuartos de Copa. Usted tuvo un papel protagonista con la Real en ambos casos. Balaídos no se lo reprochó; al contrario, existe ahora una nostalgia de Brais, aficionados que opinan que lo traspasaron por poco dinero o que deberían haberlo retenido. Más allá de la calidad de la Real, del estilo y de su posición, parece que usted juega ahora liberado; que la presión de ser un chico de la cantera jugándose la permanencia es peor que la presión de ser un fichaje por mucho dinero.

–Estoy totalmente de acuerdo contigo. Las cosas se dieron así. Si las cosas hubieran empezado de otra manera, quizá hubiera sido distinto y se podría haber visto mi mejor versión en Vigo. Creo que en los años del Chacho sí que se vio una gran versión mía, pero es cierto que podía haber dado más. Se está demostrando. Es bonito que haya esa nostalgia, que ahora se me digan cosas bonitas o que me echen de menos. Pero el fútbol es esto. Si en la Real las cosas hubieran salido mal, todos estarían diciendo que fui carísimo y que le metieron un golazo a la Real por ese precio. Tanto la temporada pasada como en esta lo que he sentido al volver a Vigo ha sido cariño. Es superbonito volver a tu casa y notar eso. Hubo momentos cuando estaba allí que quizá no lo sentía; ahora sí y es de agradecer.

“Ser un chico tranquilo, a veces frío, se puede confundir con otras cosas”

–Nunca he notado en usted ni amargura ni afán de revancha o vindicación al hablar de esa etapa.

–Es que realmente no tengo esa maldad de querer molestar. Soy de los que piensan que el tiempo pone todo en su lugar. Yo creo que también se pagaba conmigo lo de todo el equipo. No creo que fuera una cosa especialmente en mi contra. Soy consciente de que mi personalidad, ser un chico tranquilo, digamos que a veces frío, se pueda confundir con otras cosas. No tiene nada que ver. Se está demostrando que puedes ser un jugador frío, tranquilo, y rendir a un gran nivel.

–Fernando Vázquez hablaba mucho con Borja Oubiña de la transmisión de sensaciones hacia el público. Oubiña cubría mucho campo sin aparente sacrificio. La elegancia de Oubiña, como la suya, pesaba en su contra. Las aficiones perciben de manera más directa la apariencia de esfuerzo.

–Vende más un jugador que ve que no va a llegar y se tira al suelo que un jugador que quizá es más inteligente, se dosifica en las carreras o piensa: “No voy a llegar aquí pero si empiezo a correr ya hacia el otro lado…”. Desde fuera se puede confundir o gente que no ha jugado al máximo nivel no lo puede entender. Lo que hablas de Fernando Vázquez con Borja es la perfecta definición de lo que creo que pasaba.

–En el fútbol de élite todo sucede con rapidez. Pero su caso fue especialmente vertiginoso: debut en el primer equipo, titularidad, internacionalidad… ¿Cómo asumió ese proceso, siento tan joven?

–La verdad es que creo que lo asimilé todo muy bien. Realmente lo único que me da rabia son comentarios del estilo: “Fue a la selección y se confundió”. Está muy lejos de la realidad. Obviamente me molesta que me hayan pitado, pero lo he entendido o le he quitado hierro al asunto. Pero ese tipo de comentarios estaban muy lejos de lo que era cierto. He jugado partidos muy buenos después de ir a la selección. Eso se dice como excusa. No tiene nada que ver. Se dio así ir a la selección muy joven, coincidió que el equipo iba cuesta abajo y se lesionó Iago, que era el referente. Me tocó pagar los platos rotos.

–También cambia la vida de la gente que está a su alrededor. Todos tuvieron que aprender, aunque en su casa contase con la experiencia de su padre (Pupi, también futbolista). ¿Los amigos lo trataban igual? ¿Cómo asumió su entorno que usted se convirtiese en alguien conocido?

–Yo soy de un núcleo muy cerrado. No soy mucho de cambiar de círculo. Lo llevamos de la mejor manera. Mis amigos sí quizá querían entrar más al trapo de los comentarios. También lo entiendo. Ellos saben la verdad, que hay cosas que se están diciendo que son mentira. Me ven pasarlo mal, sufrir, y quieren entrar a contestar. Siempre he dicho que no merece la pena, no ganas nada haciendo eso. Lo hicimos de la mejor manera.

–De repente entra en cualquier sitio y la gente sabe quién es, nota las miradas. Y ahora todos poseemos un móvil, capaz de viralizar cualquier grabación. ¿Condiciona el comportamiento?

–Hoy en día hay que tener muchísimo cuidado con cualquier cosa porque todo se malinterpreta. Todo parece malo, aunque no estés haciendo nada. Por ejemplo, muchas veces pierdes el domingo y el lunes te da vergüenza, entre comillas, ir a hacer la compra porque sabes que se va a estar hablando; sobre que ayer, igual, hiciste un mal partido. Y no te apetece en ese momento notar que te están mirando cuando las cosas han salido mal. Es normal que te reconozcan. Pero hay momentos en que te incomoda, sobre todo por lo que haya pasado el fin de semana.

“Las redes sociales me hacían sentir más pequeño. No me aportaban nada”

–Estando en el Celta, en un momento abandona las redes sociales, singularmente Twitter (ahora X). ¿Recuerda cómo fue la reflexión que le llevó a tomar esa decisión?

–Sinceramente no la recuerdo, pero creo que fue en el peor momento, imagino que cuando más comentarios habría o seguramente después de un partido o algo por el estilo. No me aportaba nada leer comentarios negativos. Me hacía sentirme más pequeño. No ganaba nada teniéndola. Decidí quitármela y desde ese día, hasta hoy.

–Usted renuncia a una forma de promoción personal, un rendimiento económico… Pero le compensa.

–Me compensa al cien por cien. Sé que pierdo oportunidades de muchas cosas. Pero la salud mental va por delante de todas ellas. Y mira que muchas veces, hablando con gente, me han dicho: “Pero ahora estás en un buen momento. ¿Por qué no vuelves?”. Estoy muy bien como estoy. No quiero cambiarlo, no sea que vuelvan los momentos malos y vuelva a pasar. Así seguiré hasta que me retire.

–Usted, en un momento determinado, decide recurrir a un psicólogo. ¿Había trabajado ya con alguno?

–En categorías inferiores hay psicólogos y demás, pero nunca recurres a ellos de manera directa, de “necesito ayuda”. En este caso, Iago Bouzón me contactó a través de mi padre, que a ver si podíamos quedar un día a tomar un café. Yo accedí porque todo lo que sea gente que me quiera ayudar, bienvenido sea. Me comentó que me entendía perfectamente. Él había pasado situaciones similares y le vino muy bien esto. Decidí probar. Al principio estaba un poco dubitativo. Todavía persiste el tabú. Lo tuve en cierta manera a la hora de dar el primer paso para trabajar con un psicólogo deportivo. La verdad es que fue lo mejor que pude hacer. Estoy superagradecido tanto al psicólogo deportivo como a Iago por darme esa oportunidad y abrirme los ojos. Si soy quien soy a día de hoy es gracias a eso.

“Quiero usar este altavoz para intentar mejorar la sociedad y ayudar”

–A estas alturas se suponía que el psicólogo deportivo ya estaría perfectamente asimilado dentro de las estructuras de trabajo. Pero sigue habiendo muchos entrenadores que no lo incluyen en sus cuerpos técnicos. Claudio Giráldez, por ejemplo, ha recuperado esa figura.

–Se está quitando el tabú, pero sigue existiendo. Queda mucho trabajo por hacer sobre esto. Para eso estamos. En mi caso o el de Álex Remiro, compañero mío, intentamos usar el altavoz que tenemos para intentar ayudar a cualquiera. Si a una persona le he ayudado, si alguien se ha atrevido a dar ese paso gracias a que yo he hablado, ya he hecho mi labor. De eso se trata, de usar este altavoz para intentar mejorar la sociedad y ayudar a las personas.

–Cortar las redes sociales no ha significado para usted aislarse de la sociedad. Ha emprendido esta campaña de concienciación sobre la salud mental y el respeto como una cruzada personal. ¿Qué le ha llevado a asumir esta responsabilidad?

–Es lo que digo, somos personajes públicos, mucha gente nos sigue. ¿Por qué no utilizarlo para devolver ese cariño o intentar ayudar a la gente contando nuestras experiencias y hablando de cosas que son importantes y a las que no se les da el valor que tienen? El proyecto en el que estamos ahora mismo con Igaxes viene del momento en que llego a San Sebastián y conozco a Álex Remiro. Él ha creado algo parecido en Guipuzcoa. Abro los ojos y me digo: “Yo también puedo ayudar en Galicia, en Vigo”. Quiero que la gente puede participar, ayudar a los más jóvenes… No tengo por qué hacerlo, pero es bonito, me apetece y puede salir bien.

–¿Qué herramientas proporciona un psicólogo?

–Hablo de mi caso porque cada uno será un mundo y no sé las experiencias de otra gente. Yo volví a disfrutar de lo que había dejado de disfrutar y aprendí a ver las cosas desde fuera, que era algo difícil. Un profesional te puede ayudar a considerar otro punto de vista que tú no eres capaz de apreciar. Estás en un bucle de ver solo cosas negativas, del que es difícil salir. Te proporciona una visión externa, un enfoque de las cosas de manera que te ayuden, que no te resten. Es fundamental. Pongo un ejemplo: si fallabas tres pases, antes te hundías y hacías ya un mal partido; ahora te dices: “Al siguiente juego fácil y ya me iré soltando luego poco a poco”. Cosas sencillas que tu cabeza va asimilando. Vas viendo lo que te funciona y lo que no. Vas dando pasitos que te van ayudando hasta que al final tú solo ya lo tienes interiorizado.

–Usted también sabe qué es ser un niño de 13 años que se va fuera de casa (a la cantera del Villarreal). ¿Cómo recuerda esa experiencia?

–Tuvo muchas cosas positivas y obviamente negativas. Por eso decidí volver a los dos años. Mis padres me dieron la libertad total de yo decidir. Habrá gente que le parezca bien esa libertad y otros dirán que los padres son los que deben decidir. Yo estoy muy agradecido. He vivido una de las experiencias que mejor me han venido en mi vida para el futuro. Vivir con 13 años con muchos chavales de mi edad pero también mayores y más pequeños, en una residencia, crea muchos valores. Compartes habitación con seis. Coméis todos juntos. Te hace madurar muchísimo. Estás a mil kilómetros de casa. Aquello es supervivencia. Hablas tus problemas con tus padres, con algún compañero o los tienes que asumir tu solo a una edad muy temprana. No cambio esa experiencia por nada del mundo pese a momentos malos que haya tenido. Me ha venido de maravilla. Personalmente se lo recomiendo a cualquiera.

–Siempre me he preguntado, en casos por ejemplo en que la familia se traslada con el jugador, cómo asimila un niño o un adolescente esa responsabilidad, cuando hasta entonces el fútbol era solo un juego.

–Es más complicado este caso de trasladar de ciudad a toda la familia. Ahí sí que es: “Nos hemos mudado para que yo cumpla mi sueño”. Yo en ningún momento lo percibí así. Para mí era: “Yo vengo a Villarreal a hacer lo que me gusta, a disfrutar, a jugar a fútbol. Y si me tengo que volver a mi casa porque estoy mal, me vuelvo y juego en Vigo, con mis amigos o con quien sea”. Yo me lo pasaba superbién con mis compañeros. Hubo momentos muy buenos en la residencia. Estaba esa parte de la morriña y decidí volver. No me lo había tomado como la gran oportunidad de cumplir mi sueño. Hice bien. Si no, me hubiera llevado un palo gordo.

–Intentar educarnos respecto a la importancia de la salud mental también lo expone. Se oye de vez en cuando: “Con los millones que cobran, no deberían quejarse”.

–Estamos de acuerdo en que tenemos que soportar que no te pueda gustar nuestro partido. Yo jamás me he quejado de que alguien diga que he jugado mal. Me he quejado de que los insultos no son necesarios ni tienen cabida en este mundo. Las amenazas de muerte, como también recibí en algún momento, son cosas surrealistas; simplemente pasarlo mal cuando no tiene sentido o que le suceda a tu familia por comentarios que no deberían tener cabida en la sociedad. No creo que ningún futbolista le quite la razón a la crítica constructiva. Somos los primeros que queremos jugar bien; los primeros que sabemos cuándo hemos hecho las cosas bien o mal; los primeros que aceptamos que se nos va a criticar porque estamos en el foco. Pero en esto de lo que nos quejamos, da igual lo que cobres o la profesión que tengas. Yo puedo entender que mucha gente vaya el fin de semana a desahogarse de su trabajo, de sus problemas o de lo que sea. Pero no somos monos de feria para que se nos esté insultando.

Brais Méndez en un partido en Balaídos con la Real Sociedad

Brais Méndez en un partido en Balaídos con la Real Sociedad / Ricardo Grobas

–Todo en el fútbol se convierte a veces en un arma. Alguno dirá: “Ya está este llorando por ahí”.

–Puede suceder perfectamente. Si me cogiese en otro momento, quizá me afectarían las cosas y lo pasaría mal. Pero en el momento en que estoy ya no me afecta, creo yo. Mientras con esto que estamos haciendo consigamos simplemente ayudar a una persona, yo ya me quedo tranquilo.

–Le faltan muchos años por delante de fútbol profesional. Pero llegará el día en que deba reiniciar su vida, de alguna manera. Situación económica aparte, el psicólogo deportivo también puede desempeñar un papel fundamental para ayudar a gestionar la retirada.

–Totalmente. Ves que lo que ha sido tu vida durante 35, 36 o 37 años y de un día para otro se acaba. Pierdes la rutina, todo. Hablando con gente que se ha retirado, muchos te dicen que ha sido un momento muy complicado. La labor del psicólogo en esos momentos puede ser muy buena y sobre todo haberte creado tú una base para que no lo pagues tanto cuando llegue. Obviamente vas a echar cosas de menos, el día a día, esa adrenalina de la competición. Pero tienes que saber llevarlo.

Brais Méndez con la camiseta de la ONG Igaxes

Brais Méndez con la camiseta de la ONG Igaxes / Rubén Plaza

–Muchos, sin embargo, aplazan ese dilema o cierran los ojos hasta el último instante. ¿Usted piensa ya de vez en cuando cómo encarrilará su futuro?

–Me queda mucho, pero sí que es una cosa que pienso bastante. Tengo más o menos claro lo que quiero en un futuro. No tengo prisa, pero lo tengo presente. No me puede coger el toro, llegar los 37 años o la edad en que me retire y pensar entonces: “¿Y ahora qué hago?”. Si estás muy metido en la rutina de competir, de estar en un mundo, cuando te falta eso no vas a saber llevar tanto la vida cotidiana.

"El Celta es mi casa, lo ha sido y lo será siempre, vuelva a vestir la camiseta o no"

–Y en esa larga carrera que aún tiene por delante, ¿se imagina otra vez vestido de celeste en Balaídos?

–No lo sé. No depende de mí. Quedan muchos años por delante. Pero nunca digas nunca. El Celta es mi casa, lo ha sido y lo será siempre, vuelva a vestir la camiseta o no. Soy forofo del Celta, disfruto viendo el Celta y sufro viendo el Celta. Nunca se sabe. No sé lo que pasará, pero se puede dar. Veremos lo que nos depara el futuro.

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